Peña Nieto, su PRI… y sus libros
Juan Pablo Becerra-Acosta M.
Doble fondo
Por
si quedaban dudas: es su PRI, es su campaña, es su elección
presidencial. Lo que él dice, se hace. Se acata. Punto. En cuanto
Enrique Peña Nieto dijo que debería “ponderarse” la conveniencia de que
Humberto Moreira continuara al frente del PRI -debido a los escándalos
monetarios en los que está inmerso el ex gobernador de Coahuila-, el
maestro coahuilense renunció.
Así es el PRI de Peña Nieto: duro, vertical, unánime.
De nada sirvieron las afirmaciones del todavía líder del PRI unas horas
antes, cuando declaraba que se quedaría en su puesto hasta el 2015. No:
se quedaría ahí… hasta que Peña Nieto quisiera. Mientras le fue útil,
lucrativo, precioso, se quedó: le consiguió cinco elecciones ganadoras.
En el momento en que el precandidato presidencial consideró que Moreira
perdía el control mediático por el asunto de la multimillonaria deuda de
Coahuila (alrededor de $35 mil millones de pesos), el gasto que hizo de
ese dinero, y la presunta forma irregular en que se obtuvo ese
financiamiento, Peña Nieto determinó que ya no le funcionaba, que
representaba un lastre para su buena marcha en las encuestas, y el
bailarín hombre del ritmo chúntaro se marchó defenestrado, al más puro
estilo de aquellos tiempos de genuflexiones cuando la presidencia
imperial del partido de Estado predominaba:
-¡Viva el PRI! ¡Viva Enrique Peña Nieto! –gritaba Moreira sin recato
alguno al renunciar. Sí, señor, aquí está mi cabeza señor, que es su
cabeza. Ahí estaba su institucionalidad absoluta, su lealtad sin
reticencias ante su Señor. Su Jefe. Su Líder. Su verdugo. Como antaño,
cuando los presidentes de la república mandaban rotundamente en el PRI y
bastaba un gesto, un ademán, una frase del Primer Priista de la Nación
para que sus deseos, caprichos u órdenes fueran acatados, quedaba claro
quién manda hoy en el PRI. Y cómo manda: no va a permitir que su
travesía hacia Los Pinos sea atormentada por nadie.
Ya después, el sábado, Peña Nieto cometería su propio error mediático:
interrogado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara sobre
tres libros que han sido importantes en su vida, el mexiquense, grabado
por cámaras de televisión y teléfonos móviles, vivió largos minutos de
confusión: no supo títulos, se equivocó con autores, no supo improvisar,
escaparse, divagó, y se convirtió en objeto de todas las burlas
imaginables en las redes sociales, en particular en Twitter, bajo el
hashtag #LiberíaPeñaNieto. Ese ridículo en una precampaña televisiva en
Estados Unidos sería devastador. Seguramente en México no, más allá del
llamado Círculo Rojo.
Ya veremos. Por lo pronto, queda claro que Peña Nieto es hoy, como antaño, el Gran Dedo Tricolor, El Hombre del Partido…
jpbecerracostam@prodigy.net.mx
twitter.com/@jpbecerraacosta
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