¡¡Exijamos lo Imposible!!
El conocimiento es poder...
María Teresa Jardí
Una vergüenza que José Narro suplique, en lugar de exigir, como le corresponde a quien encabeza los destinos de la universidad en el país. Increíble que suplique el médico de profesión nada menos que hoy elegido como el rector de la UNAM. Claro que tampoco hay que olvidar la participación de Narro, como rector de la UNAM, invitado, por la telebasura a firmar en eso que se llamó Iniciativa México, lo que incluso, por su ausencia, como la crónica también anunciaba, brilla hoy.
Escuchando a Narro suplicar a los legisladores para que “de favor” le otorguen más recursos a la educación. Me viene a la mente lo primero que me impactó en mi primer viaje, invitados mi marido y yo por El Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas. Centro que, por aquel entonces, era el secretariado en materia de indígenas de los obispos, a los que, a nombre de la iglesia Católica, les tocaba atender a las naciones indígenas por razones de ubicación. Los obispos de la Región Pacífico Sur. Lo primero que me impactó, en aquel viaje realizado con mi esposo Guillermo Andrade Gressler, calculen cuántos años hace que se cumplieron en julio pasado 30 años de la muerte de Guillermo. Lo que más me impactó fue el que los indígenas pidieran por el amor a Dios que el presidente de la república les resolviera los graves problemas que enfrentaban: represión, abandono, miseria ya entonces como vergüenza para todos los mexicanos y en particular para la clase política que entonces gobernaba...
No vino de ahí, y mentiría si así lo consignara, la idea de propiciar talleres, socializando el conocimiento de las leyes, a manera de que los indígenas se convirtieran en sujetos de su historia y promotores de su defensa. Mucho antes Guillermo (padre también de Julián y de Ricardo, quienes también escriben para nuestro diario) había luchado para que las universidades tuvieran bufetes jurídicos gratuitos donde se atendiera a los más vulnerables.
Logró convencer a Rosalío Wences Reza y en la Universidad Autónoma del Estado de Guerrero se crearon los únicos, se puede decir al menos de esa etapa de nuestra historia (desconozco si en esa misma prevalecen o si en otra universidad hoy alguno existe); pero, lo que si me consta, porque me tocó verlo en vivo y en directo, cuando fui abogada general de esa universidad, es el como con la corrupción de algunos de sus integrantes, antes de dejar de cumplir por completo con el cometido que les diera vida, se destruyera su sentido al menos como la razón que se buscaba al darles vida.
Y, por eso, con los indígenas, merced a la buena voluntad de los obispos de la Pacífico Sur, el proceso, que básicamente implementé, cuando ya estaba sola, fue distinto.
Pero igual lo primero, estando Memo todavía vivo, fue el compartir la enseñanza primaria que consigna la diferencia entre pedir limosna, o exigir lo que, incluso en Derecho, nos corresponde. Y, así, hasta que el sistema intervino a base de reformas por un tiempo lograron incluso elaborar en los picos de muchas de las sierras de nuestro país un Amparo los propios indígenas sin abogado y sin el riesgo a ser engañados como hasta la saciedad desde siempre lo han sido.
El conocimiento es poder y no se socializa porque el sistema no quiere que cada integrante del pueblo tenga el poder incluso para algo tan elemental como ser su propio defensor y también para saber a qué autoridad en cada caso se tiene el derecho de acudir a exigir con un porcentaje aceptable de poder vencer en cada lid. Es una vergüenza que Narro mendigue, como si de limosna se tratara, lo que él sabe que debe y puede exigir.
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