jueves, 4 de agosto de 2011

Ebrard y sus traidores camachuchos

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda
Jesús Sosa Castro @rasocas
2011-08-04

El martes 2 de agosto del año en curso, el periódico Excélsior dio a conocer dos versiones distintas sobre el personaje que ahora aspira a ser candidato a la Presidencia de la República “Ni yo ni el PCD somos de izquierda, afirmó Ebrard en una carta enviada el 14 de marzo de 2000 a Andrés Manuel López Obrador, en ese entonces candidato perredista al gobierno capitalino” Hoy 11 años después, en declaraciones al mismo periódico, critica a quienes lo acusan de no ser un político de esta tendencia y aseguró que “soy militante del PRD y de las ideas de izquierda” Marcelo asegura que lo que define a un político es su trabajo y agrega: “Los gobiernos se evalúan no tanto por la etiqueta originaria, sino por los resultados” Si esto es así, entonces vamos viendo de qué lado masca la iguana.

Marcelo como jefe de gobierno mantuvo los programas sociales de AMLO y esto no está mal. El colmo hubiera sido eliminarlos o acotarlos como quiso hacerlo convirtiendo en prestaciones sociales, lo que por ley, se da como pensión alimentaria a los adultos mayores. En contra de este intento, hay que anotarle a favor de Marcelo, la aprobación de le Ley del aborto, la Sociedad de Convivencia y el derecho de vivir en pareja y de adopción, por parte de las parejas homosexuales. Estos hechos son harto trascendentes.

La otra cara del ejercicio gubernamental de Marcelo no es solo su alejamiento de sus electores, sino la forma de cómo los ha tratado. Un resumen apretado indica que el Jefe de gobierno no le gusta consultar a la gente. Hace uso de su autoritarismo para imponer a los citadinos la construcción de la Súper Vía Poniente. Concesionó la construcción y el derecho de peaje por treinta años a la empresa española OHL, olvidándose de los ciudadanos que pagamos impuestos para transitar libremente por nuestras calles y carreteras; entregó a TV Azteca terrenos que pertenecían no al gobierno sino a la ciudad, para que construyera en Azcapotzalco un enorme centro de espectáculos; en la Col. del Valle le había regalado una calle a Televisa, aunque después reculó; ha implementado un operativo policiaco que afecta los derechos constitucionales de libre tránsito convirtiendo al DF en un entorno policíaco y la violencia no ha disminuido sino que se ha incrementado. Junto con la Asamblea de Representantes hizo una Ley de Participación Ciudadana que resultó un elefante blanco, un engaño a la democracia, la cual a diez meses de haberse aprobado no ha servido para resolver ningún problema importante para ocupar el llamado presupuesto participativo. La burocracia y la politiquería de Delegados y Gobierno Central, dieron al traste con un proyecto democrático que sólo se desacreditó ante los ciudadanos. Como nunca, la ciudad vive una corrupción descomunal, ningún trámite marcha si no se cae uno con la mordida; un día sí y otro también, regiones y colonias enteras no tienen luz por horas y por días, la ciudad está insufrible y llena de baches; se están contraviniendo los programas educativos que le dieron vida a la UACM y se toleran las políticas y conductas de una rectora autoritaria e incompetente que está destruyendo a esta Universidad. Y para colmo, es una verdadera vergüenza que los legisladores chuchos se unifiquen con la derecha prianista para imponer una Ley de Seguridad Nacional con elementos fascistas que, como siempre, afectarán los derechos de las organizaciones sociales y el derecho constitucional de manifestación y de la libre expresión de las ideas.

Ahora bien. Marcelo Ebrard fue electo jefe de Gobierno porque lo propuso un líder claramente de izquierda. Los que votaron por él lo hicieron en ese entendido. Pero si hoy, el que quiere ser candidato de las izquierdas en lugar de atender los reclamos de sus electores se la pasa soñando en aliarse con la derecha panista, limpiarle el rostro a un gobierno inútil que tiene resquebrajado al país, que tiene como jefes de campaña a los traidores y desacreditados chuchos, que le anda haciendo ojitos y galletas a Televisa, que le gusta moverse en las revistas del corazón compitiendo con los bonitos del sistema; entonces uno se pregunta, ¿es válido que para engañar al pueblo, se juegue a las caricaturas demócratas, hacerse pasar como un hombre de izquierda cuando sus asesores, su conducta política, sus apoyadores arrastran una cola enorme de ilícitos como Amalia García y Chucho Ortega, una en Zacatecas y el otro con las finanzas del PRD y sus traiciones contra AMLO? No señores. No es ese el mejor camino para lograr credibilidad, apoyo y respeto ante la gente. Disfrazarse de “demócratas de izquierda” cuando sus actos son de derecha, es un engaño y un insulto a la inteligencia de todos. Los camachuchos, y lo digo con respeto, ya no son opción política ni en la izquierda ni en la derecha. El que traiciona una vez puede traicionar siempre. Es tal su desprestigio, que aunque cambien de nombre y traten de abanderar las causas del pueblo, ya no son sujetos de crédito político. Lo que hacen y lo que dicen está marcado por la desconfianza, la deslealtad y la traición. El caso de la falta de apoyo a Encinas en el Estado de México, fue la evidencia de que una cosa es lo que dicen y otra la que hacen. Por eso sus actitudes y sus propuestas no calan en la gente. Ya los conoce. No son factor para sumar, sino para restar. Por eso muchos decimosAunque la mona la vistan de seda, mona se queda” ¡No dan para más!

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