jueves, 4 de agosto de 2011

Deberíamos de ser más radicales

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Menudo futuro el que nos espera...
María Teresa Jardí

Incluyendo el proceso revolucionario a la mexicana que inició aquí para ser interrumpido en aras de que nunca terminara, porque en buena parte estuvo encabezado por los mismos burgueses que hoy militan en el PAN, desde siempre, quizá, recordemos que incluso Hidalgo no buscaba la independencia de España, se ha confundido lo bueno con lo gradual en lugar de con lo radical, que significa cambio.

Pero aquí hasta el término radical infunde miedo, sin entender lo que significa radical, pero de manera útil el miedo es por lo que grandes sectores sociales han propiciado los desgobiernos que reciben.

Por otro lado, ya van saliendo a relucir los elementos probatorios que tendrían que llevar a comprender a todos los mexicanos la perversidad del imperio gringo, para, de manera radical y de golpe, sacudirnos la dependencia a Estados Unidos que extiende el mal a todo lo que toca.

De a poco, en nombre del pervertidor gradualismo, como la línea de “los correctos”, es como hemos llegado a la conversión de México en un narcoestado siguiendo las órdenes de los Estados Unidos de Norteamérica. Porque por más que aspire a llamarse América el territorio que habitan los yanquis, apenas alcanzan a ser migrantes que habitan en los Estados Unidos del Norte de un continente que se defiende como puede, con vergonzosas excepciones encabezadas por México y por Colombia, en el Centro y en el Sur de América.

A la dictadura vamos los mexicanos, queda claro, para cualquiera que siga las noticias de la impostura impuesta por la contaminante derecha desde la llegada al gobierno de la misma con el PAN ya sin caretas.

El gradualismo mata. El gradualismo defendido por “los puros” que no quieren acabar con el sistema que les propicia “confort”, en tanto no llega la ejecución de sus hijos, a veces también antes secuestrados, como se desaparece a los luchadores sociales y se limpia de pobres el territorio concedido a “El Chapo” por los yanquis para la promoción del negocio de la droga como mercancía clandestina que deja divisas al imperio que debe hasta la camisa en aras de mantener los inmorales privilegios de los amos del mundo que acaban con el planeta.

Es necesario que se atienda el problema de la droga, diferenciado del problema del narcotráfico. Pero esto hace cincuenta años que queda claro y la receta a lo largo de medio siglo ha estado siempre a la mano. Dinero para la educación y para la atención de los adictos. Y combate, , a los narcotraficantes. Lo que más o menos están haciendo la mayoría de los países. Controlando apenas los daños de la venta de droga al menudeo. Porque otra falacia es que los enemigos a perseguir sean los vendedores de droga al menudeo como si esos fueran los capos. Mientras aquí se saca incluso al Ejército nacional a combatir a los enemigos del capo elegido por los gringos, ¡qué bonito!, deben desfallecer de la emoción los yanquis con el entreguismo primero de Fox y luego de Fecal como continuador además asesino. Embobados deben estar con el apoyo del desgobierno mexicano, abridor de la puerta grande de un presidio para sacarles al capo, por otro lado el único capo preso, por el imperio yanqui elegido como amigo. Convertido, como también ya se sabe, en el criminal más rico del mundo.

El gradualismo de “los puros” ayudando a propiciar, con los casinos incluidos, tan útiles para ese menester, el lavado de dinero, al punto de que hoy en México quienes ganan las elecciones son elegidos, también, con el dinero del capo seleccionado. O, de otros, que suspiran a ser como “El Chapo” para contar también con el apoyo de la DEA y con el del católico desgobierno de derecha que la dictadura busca imponer en México para que no cambien “radicalmente” las cosas.

Menudo futuro el que nos espera. Qué se le va a hacer. Entretenidos jugando al gradualismo socialmente aceptado, también hay que decirlo. Menudo futuro el que nos espera sin alcanzar ni a entender que el gradualismo condena a los mexicanos a desaparecer.

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