¡¡Exijamos lo Imposible!!
¿Obama también es torturador?
Satiricosas
Manú Dornbierer
El 8 de abril se presentó en México, DF, el libro del arte fuera de serie del escultor húngaro-mexicano Pal Kepenyes, residente desde hace décadas en Acapulco. El evento se dio en el “Club Piso 51” de la Torre Mayor, el edificio más alto del país y de Latinoamérica, que construyó un canadiense. El club con vista aérea de la capital se anuncia como “un espacio donde los socios pueden fortalecer la vida de sus negocios, enriquecer su vida social o cultural”. Los anunciados socios son los 800 personajes más ricos de México, pero ¿sabes, lector, cuántos fueron a enriquecerse culturalmente? Ni uno. Había bastante público y los asistentes ¡qué bueno! no pertenecemos a esa metalizada élite tan desinteresada en el arte.
Escuché, sin embargo, una frase digna de ellos que me dio escalofríos: Alguien dijo “Obama es el Gandhi actual”. Sí, como lo lees, el hombre que recibió el Premio Nobel de la Paz y que al día siguiente envió gran cantidad de tropas a Afganistán, el que no ha dejado de estar en pie de guerra en su ya casi final en la presidencia de USA, el que hizo promesas humanistas en su campaña y nos arrancó lágrimas de esperanza a muchos en el mundo, pero no cumplió ninguna, el que permitió a Calderón desatar la guerra que le había mandado Bush, hoy con 40 mil víctimas, el que dejó que México quedara inundado de armas porque “no se enteró” de que para ganar dinero sus propios funcionarios hacen de todo… como los nuestros, hasta actuar contra tratados internacionales que ha firmado Estados Unidos, etc. ¿Ese señor sería el Gandhi actual? La arrogante y mentirosa huella de los Bush nunca desapareció.
Se preguntará quizás el lector porqué desde este “País Cementerio”, como describe al nuestro Juan Carlos Camaño, presidente de la Felap, la Federación Latinoamericana de Periodistas -lea su denuncia completa,11-9-210, en el primer capítulo de mi libro, Para Festejar el Bicentenario… “No como ni PAN ni Circo”-, en este país de torturas inauditas como la de los despellejados vivos de Tepic, en este teatro abandonado del “Holocausto de los Mexicanos”, como llama a México el padre del torturado y asesinado Juan Francisco, el valiente e inteligente escritor Javier Sicilia, a cuyo lado nos erguimos todos los ciudadanos que él quiera, me permito cuestionar al presidente de Estados Unidos sobre la posibilidad de que como su aberrante antecesor en el trono imperial, diga con claridad si va a promover o no la tortura, como en su momento declararon los inmundos halcones y el mono blanco que tuvieron de jefe respecto a su derecho “divino” de torturar en Guantánamo, que por cierto en su campaña Obama prometió clausurar en cuanto ganara la presidencia, promesa que debió cumplir al día siguiente y no lo hizo. Luego cobardemente la olvidó.
La información de las torturas que el presidente Poncio Pilatos le está permitiendo al “Military” en contra de Bradley Manning, proviene de la Organización Avaaz y la transcribo en otro orden y cambiando ciertos términos sólo para explicar a mi modo a los lectores de Satiricosas porqué debemos todos los seres humanos oponernos a la barbarie que es la tortura. Dicha información viene incluida en un correo electrónico en que se me solicita mi firma -y por supuesto la doy-, pero no sólo en una lista sino a través de esta colaboración periodística. El tema es de gran interés para los ciudadanos del mundo, que comprendemos que no podrá salvarse del horror que es hoy a menos que haya un cambio profundo de la conciencia humana.
“Al menos sobre el papel, dice Avaaz, los Estados Unidos se oponen a la tortura. La Constitución de EEUU prohíbe los “castigos crueles y excesivos”. Y ha firmado, junto a casi 100 países, una convención internacional que obliga a tratar a todos los prisioneros “con humanidad y respeto a la dignidad inherente a cada ser humano”. Pero en estos momentos, Bradley Manning está completamente aislado en una celda, durmiendo sin sábanas, y ni siquiera se le permite hacer ejercicio. Además, está siendo sujeto a humillaciones brutales que le están generando serios daños mentales. Esto viola las leyes de los Estados Unidos y el Derecho Internacional.
“Bradley Manning se considera un patriota y admitió haber difundido cierta información porque, en su opinión, el mundo tenía derecho a conocerla. Personas con sentido común pueden estar en desacuerdo sobre el trabajo y los métodos de Wikileaks, y sobre las acciones correctas o incorrectas por parte de quienes les entregaron la información. Pero, en cualquier caso, la tortura ilegal de Bradley Manning es una vergonzosa violación de sus derechos humanos y de su dignidad como persona. Sin olvidar que Bradley ni ha tenido aún un juicio justo, ni ha sido condenado por ningún delito.
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