jueves, 21 de abril de 2011

A detener esa pinche iniciativa

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Error, el retorno de los fueros
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

Error, el retorno de los fueros

Ante su debacle anunciada para el 2012, la extrema derecha se apresta a echar la carne al asador para evitar lo que parece inevitable: su derrota en las urnas, aun cuando Enrique Peña Nieto fuera su abanderado y no un monaguillo de Felipe Calderón. No satisfecho el grupo en el poder con tener bajo su control el aparato electoral, particularmente la última instancia, o sea el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ahora busca contar con las Fuerzas Armadas en calidad de guaruras dispuestos a reprimir a sangre y fuego a todos aquellos que osen protestar contra una realidad absolutamente antidemocrática e injusta.

Las comisiones de Defensa Nacional y de Gobernación de la Cámara de Diputados, tienen preparada una iniciativa con la cual pretenden facultar al Ejecutivo para que disponga del Ejército y la Marina con el fin expreso de combatir cualquier “quebranto a la tranquilidad y el orden sociales”. El pretexto, como es fácil imaginarlo, es la guerra contra el narcotráfico. Como apuntó el diputado del PT y miembro de la Comisión de Defensa, Enrique Ibarra Pedroza, de aprobarse dicha iniciativa, el jefe del Ejecutivo “podrá decretar la militarización del país, aun sin consultar al Consejo de Seguridad Nacional, porque el artículo 89 no lo obliga” (“La Jornada”).

Sería muy grave que una cosa así ocurriera, porque se estaría orillando a la sociedad nacional a vivir en un estado de excepción como forma natural de vida, tal como sucedió en Chile durante la dictadura de Pinochet, o como en Argentina en los tiempos del general Videla y los militares fascistas. Si en este momento la violencia tiene una magnitud extraordinaria y profundamente dramática, en caso de que se hiciera realidad el permiso para matar sin ningún riesgo para los militares, el país se convertiría en un polvorín por la terrible descomposición social que sobrevendría con tamaño error histórico.

No se debe olvidar el origen del Ejército mexicano, surgido de la derrota del porfirista, cargado de privilegios pero también de un divorcio total del pueblo. Lo que busca la extrema derecha es repetir una realidad que fue superada luego de que muriera más de un millón de mexicanos, y fueran creadas las Fuerzas Armadas surgidas del pueblo y con una firme convicción republicana y democrática, gracias a la cual fue posible remontar los años difíciles de la postrevolución y la conformación de las instituciones aún vigentes.

Sería una grave equivocación caer en el garlito que la extrema derecha le quiere tender a la alta oficialidad del Ejército y la Armada. No será con el uso de las armas como se podrá acabar definitivamente con el crimen organizado, sino haciendo de México un país donde impere el Estado de derecho y no haya margen para la impunidad que hoy caracteriza al país. Mientras menos democracia haya en México mayores serán los problemas que nos agobien. Las tropas mexicanas no deben ser usadas como robots al servicio de los poderes fácticos, mucho menos como guaruras insensibles a la dramática realidad nacional.

La extrema derecha busca cerrar el círculo que la proteja de la justa lucha del pueblo en defensa de sus legítimos e indeclinables derechos. Cuenta ya con el apoyo del alto clero católico, como lo prueba la beligerancia de algunos de sus miembros, como el vocero de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdemar Romero, quien impunemente violó el artículo 29 de la Ley de Asociaciones Religiosas, al exhortar a los feligreses a no votar por el PRD. La Secretaría de Gobernación hizo mutis y devolvió el caso al IFE, ahora sólo falta que esta institución también se desentienda del asunto, como sucedió con el TEPJF luego que se supo de la comida que tuvo la magistrada presidenta, María del Carmen Alanís, con personeros de Peña Nieto.

Y para demostrar que la Constitución General de la República es letra muerta para la extrema derecha, Calderón asistirá al evento religioso convocado por el estado Vaticano para beatificar al polémico Juan Pablo II. Así, demuestra que no respeta tampoco a los mexicanos que no profesan la religión católica, que son un número muy estimable. Si así actúa cuando en la ley no existen los fueros medievales para el clero ni para las Fuerzas Armadas, cabe imaginar lo que sucedería si acaso regresáramos a los tiempos del Porfiriato. De ahí el imperativo de frenar a la extrema derecha, con las armas de la ley y la razón histórica, antes de que sus dirigentes lleven al país a una catástrofe apocalíptica. Esta será la última oportunidad de evitarlo, pues si en el 2012 lograra mantenerse en el poder, con el uso de la fuerza y de las trampas electoreras, México pasaría a ser el país más retrógrado del subcontinente. Ojalá eso no suceda.

(gmofavela2010@hotmail.com)

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