Presidente y presidenta del PRD y del TRIFE
11 Diciembre 2008
Álvaro Cepeda Neri
11 Diciembre 2008
Álvaro Cepeda Neri
Conjeturas
Los perredistas, con todos sus ismos, marcados por el origen y desarrollo histórico de las izquierdas mexicanas, finalmente rompieron la unión que a duras penas, con altas y bajas, mantuvieron desde su competencia, entonces en ciernes, de 1988 cuando con Cárdenas fueron despojados de la victoria presidencial y en el 2006 cuando con López Obrador, nuevamente, un deslegitimado y pírrico triunfo panista, impidió lo que pudo ser un viraje histórico: el ascenso del centro-izquierda al cargo que continúa siendo la manzana de la discordia electoral, desde que se implantó el presidencialismo en 1824.
Los perredistas, con todos sus ismos, marcados por el origen y desarrollo histórico de las izquierdas mexicanas, finalmente rompieron la unión que a duras penas, con altas y bajas, mantuvieron desde su competencia, entonces en ciernes, de 1988 cuando con Cárdenas fueron despojados de la victoria presidencial y en el 2006 cuando con López Obrador, nuevamente, un deslegitimado y pírrico triunfo panista, impidió lo que pudo ser un viraje histórico: el ascenso del centro-izquierda al cargo que continúa siendo la manzana de la discordia electoral, desde que se implantó el presidencialismo en 1824.
Y cuyo poder monárquico, de cuatro o de seis años, pide a gritos ser un poder al menos semiparlamentario con un Jefe de Estado y un Jefe de Gobierno controlado por la división de poderes, y por la creación de un Tribunal Constitucional que somete a los tres existentes al imperio de una interpretación democrática y republicana de los contenidos o fines de la Constitución.
Las izquierdas, pues, regresan a su dispersión. El jefe tribal de la facción de “Los Chuchos”: Jesús Ortega, ha sido impuesto en la desacreditada presidencia de uno de los tantos “pe-erre-des” por la presidenta del Tribunal Federal Electoral: María del Carmen Alanís Figueroa. Ésta, por cierto, con la adhesión de sus seis magistrados, mandó publicar el informe del TRIFE, no para rendir cuentas, pero sí para dar a conocer a medias el trabajo que ha dejado mucho que desear por sus truculentos fallos.
Así las cosas ahora tenemos un presidente perredista y detrás de éste una presidenta de esa facción partidista. Y, en el tribunal de marras, una presidenta y tras el trono del matriarcado de la última instancia electoral, a un presidente. Ortega preside un “pe-erre-de” y al mismo tiempo, como mutuo pago de favores, preside al TRIFE. Y la señora Alanís está a la cabeza del TRIFE y del “pe-erre-de” de “Los Chuchos”.
En lugar de haber anulado la sucia, tramposa y dudosa “elección” de Ortega, Alanís y sus compañeros del trabajo electoral decidieron legalizarla con clarísimos desaseos de ilegitimidad y una serie de ilegalidades. Sobre este montón de basura de arreglos, por encima y debajo de la mesa de transas y agandalles, se otorgó a “Los Chuchos” un posicionamiento cuyas consecuencias pagarán los perredistas en las urnas y el TRIFE seguirá hundiéndose en el fango de la total falta de credibilidad.
El que la presidenta del TRIFE sea, a su vez, presidenta del “pe-erre-de” chuchista y que Jesús Ortega sea, simultáneamente, presidente de su facción y del tribunal electoral es porque ambos personajes cedieron parte de su cargo entre sí, para que la descomposición electorera muestre, además del tufillo que despide, hasta dónde han llegado los extremos de la corrupción política. Esto daña a nuestra elemental democracia e incipiente Estado de partidos. El TRIFE cuenta con Alanís de presidenta y ésta a su vez del “pe-erre-de”. Y Ortega, impuesto en la presidencia de su tribu, es presidente del TRIFE.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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