Por Federico Arreola
Onésimo
Onésimo
Lo mejor de la revista Proceso de esta semana no se anuncia en su portada: una nota acerca de la más reciente transa del obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, quien está intentando cobrar un “préstamo” por 130 millones de dólares que supuestamente le hizo a la señora Olga Azcárraga Madero, ya fallecida.
Para los abogados Xavier Olea Peláez y Arsenio Farell Campa, ese “préstamo” simplemente no existió. Es decir, Onésimo lo inventó para apropiarse de una valiosa colección de obras de arte que la señora Azcárraga poseía.
Hay ya un litigio en marcha. Uno de los argumentos de los abogados Olea y Farell es que Onésimo simplemente no tenía ni tiene esa cantidad de dinero y que, por lo mismo, no podía haberla prestado a Olga Azcárraga.
Los letrados, antes de denunciar al obispo, se entrevistaron con este personaje en las oficinas que tiene en la Catedral Metropolitana. Aquí, le preguntaron a Onésimo Cepeda que de dónde habían salido los 130 millones de dólares que le “entregó” a la señora Azcárraga. El obispo de Ecatepec, paradigma de cinismo, les contestó: “Ese dinero salió de los padres pobres de Ecatepec”.
Es cierto que Onésimo cuenta con un pagaré realmente firmado por Olga Azcárraga, pero la firma de esta dama, de acuerdo a pruebas periciales, es muy anterior al texto mecanografiado del documento. Además, según el obispo, el “préstamo” de 130 millones de dólares se entregó en efectivo a la fallecida mujer, algo realmente ridículo.
Por esa razón, los abogados Olea y Farell han denunciado a Onésimo Cepeda por fraude procesal. El delito está clarísimo. Pero, a pesar de esto, se ve improbable que se haga justicia. Por un lado, a Onésimo lo protegen la poderosa jerarquía católica y su amigo Carlos Slim, el hombre más rico de México. Por otra parte, el gobierno panista, tan entregado a los curas, no parece dispuesto a permitir que se sancione a un hombre tan “santo”.
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