EDITORIAL
21 diciembre 2008
Propiciando las condiciones..
21 diciembre 2008
Propiciando las condiciones..
Quienes desde hace años comentaban que en nuestro México nos estábamos colombianizando, éramos llamados catastrofistas. El triste y desesperanzador presente no admite controversias, teníamos razón.
Es una afrentosa realidad que no solo no estamos como hace 30 años estaba Colombia, sino mucho peor; y con las mismas posibilidades de triunfar contra la delincuencia organizada que maneja las drogas, es decir, ninguna.
Bajo la lupa del simple sentido común, por no hablar de lo que dicta la Historia, hoy, entendiendo que ya no son los tiempos de blandir un machete y montarse en un caballo para mostrar la inconformidad hacia las injusticias del sistema, sin temor a equivocarnos, podemos decir que en nuestro México vamos rumbo a un nuevo estallido social.
“A las repúblicas las acaba el lujo, de igual manera que a las monarquías las acaba la pobreza”, decía el Señor de la Brede y Barón de Montesquieu; pero al parecer, y juzgando por lo que es evidente, nuestros políticos no tienen idea de lo que es la separación de los poderes, y tampoco de que “La Ley es lo más importante del Estado”.
Y por si algún elemento faltara para el caldo de cultivo, de por sí ya con ingredientes explosivos como la miseria, el desempleo y el narcotráfico (que sin duda será el refugio de muchos desempleados) sin soslayar la injusticia y la ofensiva arrogancia de quienes con tanto dispendio y frivolidad nos gobiernan, le aumentaron DOS PESOS al ya de por sí ridículo salario mínimo.
Haciendo claro que si quienes nos gobiernan tuvieran conciencia de que todos los actos que se realizan tienen sus propias consecuencias, quizá no harían muchas cosas de las que hacen. Y además se darían cuenta que de seguir por le mismo camino por el que vamos, estarán cavando una zanja tan grande entre el pueblo y sus gobernantes, que puede terminar siendo su propia tumba.
Ya ha sucedido, y no una, sino varias veces; y no solo en nuestro México, sino en el mundo entero. No hay razón para que no vuelva a suceder, sobre todo si no se quiere abrevar de la Historia y continuar por el mismo camino.
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