El PRD en peligro
19 Diciembre, 2008
19 Diciembre, 2008
La alianza entre Convergencia y el PT es del todo natural tanto como esperada. El gran problema del PRD no consiste en su incapacidad para hacer alianzas electorales sino en él mismo. ¿Cuántos ahuyentados votantes perredistas podrían brindar su voto al PT o Convergencia, y cuántos –muchos más– no asistirían a las urnas ante la ausencia de una opción plenamente votable?
La crisis del PRD no se ha producido en el FAP sino en la reticencia del partido a ser una opción política nacional, enfrascado en una riña sin perspectiva de país. La actual dirección perredista –producto de la inclusión de grupos y la exclusión de líderes políticos-- considera que su papel es estar en los acuerdos con el PAN y el PRI, pero una oposición de verdad suele tener una propuesta propia y, por tanto, no debe admitir que los otros gobiernen mejor con su propio auxilio.
Ayudar a Calderón a mejorar sus lazos con el PRI o sustituir a éste no parecen ser estrategias que convoquen, ya que la gente que puede votar por la izquierda busca un verdadero cambio pero no auspiciar el funcionamiento de un sistema político corrompido, antidemocrático y anacrónico dentro del cual no hay respuestas a los grandes retos nacionales.
El problema del PRD es que se está convirtiendo en un fin en sí mismo a costa del abandono de sus bases no clientelares, aquellas integradas por personas que buscan transformaciones profundas. Los principales grupos que se enredan en la conducción del PRD juegan el mismo papel en la búsqueda de posiciones –todo se lo reparten-- pero carecen por igual de una propuesta. Tales agrupamientos carecen también de autoridad política, es decir, aquella que se basa en el programa, en la ética, en el carácter opositor de un partido hecho para los grandes cambios antes que para cualquier otra cosa. Este defecto se nota más cuando ha llegado una crisis que reducirá el ingreso de la mayoría de las familias y elevará el desempleo. El sistema partidocrático que buscan PAN y PRI es aceptado por esa dirección perredista que hace de las negociaciones el lugar privilegiado y casi único de su actividad. Son notorias la falta de propaganda perredista y la ausencia de movilizaciones populares con reivindicaciones precisas. El PRD se encuentra en peligro de dejar de ser opción política para convertirse en parte de un sistema de negociaciones oscuras y circunstanciales.
Quien se encarga de hacer propuestas y convocar a la gente es Andrés Manuel, pero lo hace al margen del PRD como tal y con unos aliados tácticos que tampoco poseen una plataforma propia sino que buscan ante todo el apoyo de las bases lopezobradoristas para aumentar su presencia en la Cámara, lo cual no cambiaría en nada la situación del país.
La incapacidad de Andrés Manuel para tomar la dirección del PRD, sus extraviadas alianzas internas insostenibles y sus insanas relaciones externas han aumentado el peligro, más aún cuando AMLO confunde el tener una propuesta propia con el rechazo a cualquier posible acuerdo puntual con partidos adversarios. Mas el error principal de Andrés Manuel es considerar traidor a todo aquel que discrepa de su política, lo cual acorta su influencia y proyecta una imagen de intransigencia e intolerancia que no le ayuda en nada a volver a ser una opción viable. Todo puede cambiar pero el tiempo apremia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario