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Hace cien años Huerta dejaba la Presidencia
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Hace
casi cien años, el 14 de julio de 1914 entregaba la Presidencia el
usurpador Victoriano Huerta, el militar traidor que se puso a las
órdenes del embajador Henry Lane Wilson para dar un golpe de Estado que
prolongó los sufrimientos de la nación. Así triunfaba la justicia y se
abría la puerta a la etapa constructiva de la Revolución Mexicana. Hoy,
de nueva cuenta, las clases mayoritarias se ven obligadas a sufrir por
la voracidad de una oligarquía que no tiene empacho en traicionar a su
país con tal de satisfacer sus ambiciones. Y en el firmamento se
vislumbran las sombras de más sufrimientos para el pueblo, porque
quienes tienen el poder no aprenden las lecciones de la historia.
Los meses venideros seguramente traerán mucha incertidumbre, porque las
contradicciones sociales se han agudizado a extremos inaceptables. Así
lo estamos viendo en algunas entidades federativas donde la violencia ha
adquirido perfiles que rebasan la mera violencia derivada de la
inseguridad pública. El grupo en el poder no acepta ni por asomo que la
población está muy molesta por los abusos de que es víctima con el
pretexto de una supuesta “modernización” estructural, que no es más que
un pretexto para urdir nuevas formas de explotación. La gente común
hasta la fecha ha aceptado, pacientemente, que la clase política llegue
al límite de su voracidad.
Sin embargo, luego de tres décadas de la tecnocracia en el poder, la
realidad del país va de mal en peor, como lo demuestra el que ya se
empiecen a escuchar las voces que reclaman justicia, de manera cada vez
más organizada y firme. Es lógico que ello suceda en las regiones donde
la pobreza y la marginación son más lacerantes, como Guerrero, Chiapas,
Oaxaca; no lo es tanto en una entidad como Michoacán, tradicionalmente
con un buen nivel de vida gracias a sus muchas posibilidades
productivas. Esto patentiza que la complejidad de los problemas
nacionales cada día es peor, debido a los muchos años de abusos de una
oligarquía emparentada con los hacendados porfiristas, los cuales mucho
contribuyeron a que Huerta usurpara la Presidencia asesinando a Madero y
al vicepresidente Pino Suárez.
Podría decirse, con absoluta seriedad, que Michoacán y Guerrero están
inmersos en una situación prerrevolucionaria de alcances alarmantes, no
porque el pueblo así lo quiera, sino porque le han sido cerradas las
puertas del derecho y no se le ha dejado otra salida que la protesta,
incluso por la vía armada como es más que evidente en ambas entidades.
Es muy significativo el acto celebratorio del primer aniversario del
Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana, por parte de la Unión de
Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero, en el poblado de Ayutla
de los Libres, donde se dieron cita alrededor de 5 mil militantes de
dicha organización, la mayoría con un arma en la mano.
Tal pareciera que el grupo en el poder menosprecia la capacidad del
pueblo para responder a las provocaciones de personeros de la
oligarquía. No tiene empacho en seguir estirando la cuerda, bajo la
convicción de que con las primeras acciones represivas será más que
suficiente para calmar la sed de justicia de millones de mexicanos. Es
probable que así sea, pues para eso se ha fortalecido la capacidad de
respuesta de las fuerzas armadas, sobre todo en los últimos dos sexenios
y en lo que va del actual. Sin embargo, así lo suponían los altos
mandos del ejército federal cuando el chacal Huerta usurpó el poder, y
ya vimos cómo les fue.
La cúpula de la oligarquía debería reflexionar un poco sobre la
conveniencia o no de seguir arrinconando al pueblo, con el fin de
aniquilar su sentido de la dignidad y de lucha en defensa del futuro de
sus hijos. Lo que podría ocurrir, de seguir con su misma actitud
desenfrenada y deshumanizada, es que ante la respuesta violenta de las
masas se verían obligados a salir del país. Esto sería hábilmente
aprovechado por los empresarios extranjeros, quienes no tendrían ningún
empacho en agravar la situación social y política, a extremos
inverosímiles, que darían margen a una creciente solidaridad
internacional con el pueblo mexicano, como así ha sucedido en otras
latitudes, por ejemplo la Sudáfrica de Nelson Mandela.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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