martes, 7 de enero de 2014

Van orrillando al pueblo a tomar las armas

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Hace cien años Huerta dejaba la Presidencia
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

Hace casi cien años, el 14 de julio de 1914 entregaba la Presidencia el usurpador Victoriano Huerta, el militar traidor que se puso a las órdenes del embajador Henry Lane Wilson para dar un golpe de Estado que prolongó los sufrimientos de la nación. Así triunfaba la justicia y se abría la puerta a la etapa constructiva de la Revolución Mexicana. Hoy, de nueva cuenta, las clases mayoritarias se ven obligadas a sufrir por la voracidad de una oligarquía que no tiene empacho en traicionar a su país con tal de satisfacer sus ambiciones. Y en el firmamento se vislumbran las sombras de más sufrimientos para el pueblo, porque quienes tienen el poder no aprenden las lecciones de la historia.

Los meses venideros seguramente traerán mucha incertidumbre, porque las contradicciones sociales se han agudizado a extremos inaceptables. Así lo estamos viendo en algunas entidades federativas donde la violencia ha adquirido perfiles que rebasan la mera violencia derivada de la inseguridad pública. El grupo en el poder no acepta ni por asomo que la población está muy molesta por los abusos de que es víctima con el pretexto de una supuesta “modernización” estructural, que no es más que un pretexto para urdir nuevas formas de explotación. La gente común hasta la fecha ha aceptado, pacientemente, que la clase política llegue al límite de su voracidad.

Sin embargo, luego de tres décadas de la tecnocracia en el poder, la realidad del país va de mal en peor, como lo demuestra el que ya se empiecen a escuchar las voces que reclaman justicia, de manera cada vez más organizada y firme. Es lógico que ello suceda en las regiones donde la pobreza y la marginación son más lacerantes, como Guerrero, Chiapas, Oaxaca; no lo es tanto en una entidad como Michoacán, tradicionalmente con un buen nivel de vida gracias a sus muchas posibilidades productivas. Esto patentiza que la complejidad de los problemas nacionales cada día es peor, debido a los muchos años de abusos de una oligarquía emparentada con los hacendados porfiristas, los cuales mucho contribuyeron a que Huerta usurpara la Presidencia asesinando a Madero y al vicepresidente Pino Suárez.

Podría decirse, con absoluta seriedad, que Michoacán y Guerrero están inmersos en una situación prerrevolucionaria de alcances alarmantes, no porque el pueblo así lo quiera, sino porque le han sido cerradas las puertas del derecho y no se le ha dejado otra salida que la protesta, incluso por la vía armada como es más que evidente en ambas entidades. Es muy significativo el acto celebratorio del primer aniversario del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana, por parte de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero, en el poblado de Ayutla de los Libres, donde se dieron cita alrededor de 5 mil militantes de dicha organización, la mayoría con un arma en la mano.

Tal pareciera que el grupo en el poder menosprecia la capacidad del pueblo para responder a las provocaciones de personeros de la oligarquía. No tiene empacho en seguir estirando la cuerda, bajo la convicción de que con las primeras acciones represivas será más que suficiente para calmar la sed de justicia de millones de mexicanos. Es probable que así sea, pues para eso se ha fortalecido la capacidad de respuesta de las fuerzas armadas, sobre todo en los últimos dos sexenios y en lo que va del actual. Sin embargo, así lo suponían los altos mandos del ejército federal cuando el chacal Huerta usurpó el poder, y ya vimos cómo les fue.

La cúpula de la oligarquía debería reflexionar un poco sobre la conveniencia o no de seguir arrinconando al pueblo, con el fin de aniquilar su sentido de la dignidad y de lucha en defensa del futuro de sus hijos. Lo que podría ocurrir, de seguir con su misma actitud desenfrenada y deshumanizada, es que ante la respuesta violenta de las masas se verían obligados a salir del país. Esto sería hábilmente aprovechado por los empresarios extranjeros, quienes no tendrían ningún empacho en agravar la situación social y política, a extremos inverosímiles, que darían margen a una creciente solidaridad internacional con el pueblo mexicano, como así ha sucedido en otras latitudes, por ejemplo la Sudáfrica de Nelson Mandela.

(guillermo.favela@hotmail.com

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