¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
“Necesidad de reelaborar las creencias éticas y espirituales”
María Teresa Jardí
Les extrañarán las comillas sin fuente que vienen luego de lo escrito
por mí, pero mañana conocerán al autor de una carta que llegó a mis
manos, por una misionera franciscana que creo sintetiza lo que muchos
también pensamos.
La que me parece que es un buen punto de partida para reflexionar, desde
hoy 1 de enero de 2014. Un día triste de un año que inicia con el
pronóstico de ser peor que el que acaba.
La realidad nos demanda una urgente reflexión. La necesidad de ser
nosotros, los hombres y mujeres, comunes y corrientes, los de a pie, los
millones de convertidos en esclavos de las empresas transnacionales,
que llegarán como aves de rapiña convertidas, que han sido, por
traidores a la patria, en poderes de facto que dictarán todas las
reglas.
Nosotros: los convertidos en los parias de la Tierra, por legisladores,
que también al pueblo mexicano vendieron, a cambio de unos cuantos
millones, como Judas vendió a Jesús por treinta monedas, con sus
fascistas reformas constitucionales para poder “legalizar” la entrega de
los bienes que a la nación corresponden y cuya rectoría debe estar en
manos del Estado mexicano, también ejecutado aquí por los mismos
traidores a la Patria que hoy Peña encabeza.
Debemos alzarnos desde hoy, no podemos perder ni un día, en los
forjadores con y para nuestros hermanos en igualdad de condiciones de
ese otro mundo que será posible, si nos aplicamos a tomar las medidas
con las que todos podemos colaborar, de entrada.
No pagar más televisiones de paga y no encender la telebasura abierta y
si no se es afecto a ver en él películas con reproductor, deshacernos
del mueble que idiotiza o reciclarlo para convertirlo en algo que sirva.
Por la red circulan: camas de gatos, peceras e incluso cavas hechas con
los muebles de antaño y los de plasma bien pueden servir para poner
fotos o colgarle recuerdos. La inventiva del ser humanos logra milagros y
cada uno encontrará la utilidad para ese adefesio.
Cambiando nuestro hábitos de consumo y comprando sólo lo imposible de
encontrar, en tendejones y mercados, en los supermercados. Volviendo a
sembrar, en la medida de nuestras posibilidades, árboles frutales, las
verduras y las yerbas que más nos gustan y que más usamos... Volviendo a
ver a los ojos a todos. Con altanería a los mafiosos que se apoderaron
del poder para hacer la entrega; como iguales a nuestros iguales y con
clemencia y piedad a los que por debajo, económica y culturalmente, se
encuentran, de nosotros, viéndonos retratados en esos últimos ojos.
Es un año de lucha por la supervivencia, para los mexicanos, el que hoy
inicia. A bofetadas la sociedad va a abrir los ojos. No perdamos tiempo y
empecemos a elaborar nuestro el destino que merecemos, el que cada
primero de año nos lleve a decir que esté sea aún mejor que el otro para
nunca más tener que decir con tristeza que será peor porque así ha sido
decretado para el pueblo por los poderosos.
Va el inicio de la carta imperdible:
“... Es bastante evidente que estamos ante una profunda y extendida
crisis de las creencias religiosas, morales y filosóficas que han
animado y guiado a la humanidad en el pasado y hasta ahora. “Siendo así,
enfrentamos (como personas y como sociedades) la necesidad urgente de
reelaborar ideas y convicciones éticas y espirituales, que de nuevo nos
motiven y orienten.
“Ello parece ser una condición para que se mantenga en nuestras
sociedades una vida civilizada, pues en ausencia de convicciones que
sean personal y socialmente asumidas, y de motivaciones espirituales en
alguna medida compartidas, predominarán inevitablemente la ley del más
fuerte o, en el mejor de los casos, las leyes de un mercado salvaje,
injustas, excluyentes y causantes de gravísimos conflictos sociales y de
aún más peligrosos daños ambientales...
“... Quienes actualmente denunciamos injusticias y opresiones y
proponemos cambios profundos, debemos tomar conciencia de que esas
denuncias y propuestas encuentran escasa acogida en unas sociedades que,
por carecer de creencias y convicciones consistentes, han perdido la fe
en el hombre y en sus capacidades de conocimiento de la verdad y de
consecuente transformación de la realidad. Y si no hay creencias y
valores compartidos, validados en culturas diversas, todo (incluido el
Estado, supuesto representante del ‘bien común’) tiende a reducirse a
las relaciones de fuerza entre intereses y voluntades particulares.
“La reelaboración de las ideas, de los valores y de las energías
espirituales es algo esencial para el tránsito hacia una nueva y
superior civilización. ¿Qué hacer entonces? ¿De dónde partir?”.
De tarea de inicio de año les dejo también a ustedes las preguntas...
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