sábado, 4 de enero de 2014

México vive ahora en Estado de "chueco"

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
El principal reto inaplazable este año
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El restablecimiento del Estado de derecho es el principal compromiso de los mexicanos este año que apenas arrancó. Se trata de un reto inaplazable, pues de lograrlo dependerá que México tenga posibilidades de un futuro menos ominoso. Sin embargo, es muy difícil dar pasos en esa dirección, luego de la dramática descomposición del sistema político en su totalidad, cada vez más generalizada. La recuperación de Los Pinos por el PRI hace un año, lejos de abrir posibilidades de cambios positivos, las alejó luego de un “triunfo” electoral conseguido a base de viejas y nuevas artimañas en las urnas.

Transcurrió ya el primer año del “nuevo” priísmo en el poder, lapso que permitió afianzar la convicción de que cada vez nos alejamos de ser una sociedad democrática, donde el Estado de derecho sea una realidad incuestionable. A la oligarquía no le interesa tal preocupación, sino tan sólo que las condiciones prevalecientes sigan incólumes, en su exclusivo beneficio. Para ello apoya a las camarillas que le garantizan la permanencia y acrecentamiento de privilegios, tanto a nivel federal como en los estados. De ahí que la nación sea en este momento un Estado sin derecho.

La situación nacional es cada día más alarmante, como lo patentizan hechos por ahora aislados, que de continuar como van, necesariamente se irán concatenando, particularmente en regiones ya muy identificadas como focos de graves contradicciones, como Michoacán, Guerrero, Chiapas y Oaxaca. En estas entidades federativas las tensiones son ya graves, a extremos que permiten hablar de levantamientos armados con fuertes apoyos sociales. En esto se distinguen de los problemas de violencia que se viven en el norte del país, como Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila, Sinaloa y Durango, donde el común denominador es la fuerte presencia del crimen organizado.

Con todo, no se puede pasar por alto la descomposición derivada del combate a las organizaciones delictivas por parte de las fuerzas armadas y de las diferentes policías, situación que ha dado paso a fuertes roces con la población, debido a los abusos que se han cometido con el pretexto de la lucha contra las bandas del llamado crimen organizado, el cual por cierto realmente lo está a raíz de que el Estado lo vio como un negocio muy lucrativo del que podía participar, desde luego clandestinamente.

Las cosas en lo general se habrán de complicar este año 2014, por el afán irrenunciable del grupo en el poder de seguir avanzando en su proyecto entreguista y abiertamente privatizador del Estado, como lo patentizan las famosas reformas estructurales con las que se estrenó el desgobierno de Enrique Peña Nieto. Se habrán de acelerar las contradicciones sociales y políticas que enturbian las relaciones sociales, a extremos sumamente peligrosos, como se advierte en los estados fronterizos donde hay un firme rechazo al aumento al IVA de 11 a 16 por ciento. En Ciudad Juárez se cerró ya un puente en un cruce, aunque de manera todavía muy limitada.

La cuesta de enero amenaza prolongarse indefinidamente, no sólo por los abusivos aumentos a las gasolinas, sino por la escalada de precios que será muy difícil controlar efectivamente. El poder adquisitivo de los asalariados se verá muy presionado a la baja, lo cual se resentirá de inmediato en una más fuerte contracción del mercado interno, creándose un círculo vicioso del que no será nada fácil salir, mucho menos si la oligarquía se resiste, como seguramente lo hará, a cualquier tipo de compromiso de solidaridad con el país. Lo que seguramente harán sus más conspicuos integrantes será incrementar la fuga de divisas que ha venido provocando desde hace tiempo.

En este dramático entorno, los riesgos de más situaciones parecidas a las que se están viviendo en Michoacán y Guerrero, donde el surgimiento de grupos de autodefensa se ha vuelto un lugar común, serán noticia cotidiana. Es claro que tal situación no sería del agrado de la oligarquía, tampoco de las fuerzas armadas, lo que podría generar un ambiente golpista, independientemente de que nada se resolvería, sino todo lo contrario. De ahí que la única salida a tal escenario de descomposición sea el restablecimiento del Estado de Derecho, objetivo que sólo podrá alcanzarse por el pueblo organizado, bajo liderazgos progresistas y creíbles, a fin de frenar todo tipo de tentaciones autoritarias.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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