¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Empoderamiento del sujeto
Ricardo Andrade Jardí
Las mentiras del desgobierno federal y los TRAIDORES A LA PATRIA,
quienes, argumentaban, para justificar su injustificable actuar, que:
“con la aprobación de la reforma energética bajarían los costos de la
luz, la gasolina, etc.”, se desvanecen en la realidad concreta de los
hechos en las primeras horas del 2014.
México inicia el año con una mayoritaria sociedad humillada y miserable
que no atina a comprender que en su extravío deshumanizante nacen los
microfascismos que fomentan la lógica represiva de un desgobierno que
compró la presidencia del país para rematar la riqueza natural del
territorio que todos habitamos.
Y es en el seno de la familia donde se gestan esos microfascismos:
frente a la programación basura de la telecracia (medios de comunicación
electrónicos o impresos de masas), donde la mentira se introduce en el
imaginario social y fomenta la doble moral y el miedo al cambio;
inmovilidad que hace de una considerable parte de la sociedad incapaz de
defender los más elementales derechos, pero “garante del estado de las
cosas” y ataca, como la telecracia y clero lo ordenan a quienes se
atreven a pensar diferente y a quienes defienden derechos propios y
ajenos (los derechos de todos).
Es la estructura básica de la sociedad occidental burguesa: “la
familia”, donde se gestan las subjetividades opresivas, que se
convierten además en el instrumento primordial de la subjetividad
represiva.
No hay dictadura posible sin apoyo social. Es en el plano familiar donde
inician los ejercicios de “tolerancia” que son a su vez “la pasión de
los inquisidores”; se toleran los abusos de poder, los abusos del
patrón, los abusos del político corrupto, la extorsión policiaca, la
mordida, la evasión de impuestos y obligación de la telebasura,
mentirosa, y es ahí, en esa “tolerancia” inducida, desde los
instrumentos represivos del sistema donde se convierte en enemigo al
vecino, al otro, que es igual, al que tiene dos pesos menos y al que
tiene un peso más que uno.
Es en ese terreno del extravío social donde hay que hacer el trabajo de
transformación, ahí donde el estado neoliberal renunció a su obligación
educativa y los partidos políticos de “izquierda” abandonaron el trabajo
de masas cediéndolo al clero y a la telecracia, que por supuesto
asumieron con gusto la educación de las masas corrompiendo, desde la
infancia, alma y cuerpo para dar origen al México de la IMPUNIDAD y la
mentira. Una nación saqueada por las garras del libre mercado,
apabullada por la corrupción político-financiera y convertida en el
modelo experimental de la decadencia e inmovilidad social del miedo,
modelo que el neoliberalismo le está imponiendo al mundo entero.
Es con la Educación Popular, en el empoderamiento del sujeto como parte
transformadora de su propia historia, donde hay que enfatizar el
trabajo; en las alternativas que impulsen la conciencia de otras formas
de organización, no sólo posibles, más urgentes que nunca. Y ese trabajo
no se dará, no en México cuando menos, desde los partidos políticos,
desde la corrompida política electoral, sino desde grupos ciudadanos, en
micropolíticas de resistencia que enfrenten al microfascismo desde el
interior mismo de la familia, para luego transitar la calle, el barrio,
los centros educativos, culturales, deportivos, de trabajo, buscando la
recuperación de los espacios públicos que se nos han arrebatado; una
revolución que impulse la socialización de conocimiento y provoque el
despertar de la conciencia de los carenciados de siempre para
comprendernos, todas y todos, sujetos de la historia y del lugar (la
clase) a la que pertenecemos en esta particular historia...
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