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Blog Pedro Echeverría
Tres visiones o concepciones acerca de Carrillo Puerto, el gobernador de Yucatán 1922-24
Pedro Echeverría V.
1. Se han registrado a lo largo de la historia política de Yucatán muchas ideas acerca del personaje Felipe Carrillo Puerto, asesinado en enero de 1924 por fuerzas combinadas de la Rebelión encabezada por Adolfo de la Huerta, los hacendados yucatecos y probablemente sus enemigos políticos. Se recuerda a Carrillo por la derecha en negativo como un “socialista”, apoyador de los campesinos y enemigo de los hacendados. Los gobiernos centristas del PRI repiten lo anterior pero en positivo convirtiéndolo por conveniencia en un mito diciendo que fue un verdadero socialista, que fue el salvador de los campesinos y enemigo de los hacendados. La izquierda, que es inteligente y debe hacer análisis reflexivos y críticos, no puede caer en la propaganda de uno u otro: ni del Diario de Yucatán y el PAN que lo condenan, ni del gobierno del PRI y los periódicos que falsamente lo idolatran.
2. Quizá sería importante repetir que en ningún país del mundo (Rusia, China o Cuba) ha existido socialismo. Lo que se registró en esos lugares fueron revoluciones –mal llamadas socialistas- que se plantearon voluntariamente construir el socialismo, que sus dirigentes (entre ellos, Lenin, Mao y Castro) hicieron “hasta lo imposible” para cumplir con honestidad, pero no pudieron porque las fuerzas del capitalismo y el imperialismo se los impidieron. El regreso al capitalismo ha sido real y lo que se registra en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, a pesar de los enormes esfuerzos de sus gobiernos antimperialistas, son muestras evidentes de que mientras el poderoso imperialismo de los EEUU y sus apoyadores como Inglaterra, Israel, Alemania, siga en pie, será casi imposible ningún socialismo que avance hacia la eliminación del trabajo asalariado, de la plusvalía y la implantación de la igualdad.
3. En México, como país, nunca ha habido socialismo: ni en los tiempos de Obregón o en el sexenio cardenista; mucho menos en alguno de sus estados de la República: llámese Yucatán, Tabasco, Veracruz, Michoacán o Jalisco. Lo que sucedió en los años veinte con Obregón es que esos años fue la etapa más radical de la revolución (burguesa) mexicana (1910-17) y surgieron personajes muy radicalizados: Soto y Gama, Tejeda, Zuno, Carrillo Puerto, Mújica, Garrido Canabal, muy dependientes del obregonismo y el callismo. Muchas medidas que tomaron en sus respectivos estados buscaban cumplir radicalmente con la revolución e inclusive superaban en algunos estados al mismo obregonismo. En aquellos estados, Yucatán entre ellos, se endureció la línea porque la reacción de los hacendados, de la derecha y de la iglesia era fuerte. La revolución burguesa buscaba enterrar el feudalismo. Nada más.
4. Quien trajo la Revolución Mexicana a Yucatán y la introdujo con sangre y fuego en 1915 fue el sinaloense Salvador Alvarado. Los hacendados yucatecos buscaban imponer la autonomía de Yucatán cuando Carranza envió a Alvarado para parar esa autonomía. Éste radicalizó su gobierno a pesar que Carranza se oponía; Alvarado fundó la Casa del Obrero Mundial en Yucatán y fundó el Partido Socialista Obrero después “de Yucatán”. Él recibió a Carrillo en su gobierno y también impuso a un obrero ferrocarrilero –Castro Morales- como gobernado del estado cuando la Constitución de 1917 prohibía que nadie que no viviera cinco años antes en el estado pudiera ser gobernador. Alvarado era radical, pero al final tuvo que conciliar ante la fuerza de los hacendados. Bautizó a esto como la “casta divina” (alianza de ricos hacendados y clero), pero también disgustado llegó a decir que los yucatecos eran unos cobardes.
5. De 1918 a 1921 Carrillo convocó a dos congresos obreros socialistas –uno en Motul y otro en Izamal- sin existir clase obrera numerosa y una entidad 90 por ciento campesina. La realidad es que la mayor influencia la tenía la CROM de Luis Morones representado por Samuel Yúdico. Las demandas respondían a la lucha antifeudal y “modernizadora” y en ningún momento se apoyó a la revolución rusa ni a Lenin; al contrario, se tuvo mucho cuidado de no contaminarse. La realidad es que en vez de obreros (que no existían) los asistentes eran campesinos henequeneros de Motul e Izamal y sus alrededores que reclamaban tierras de los latifundios de las haciendas. El llamado socialismo era de arriba-abajo, del gobierno a las ligas de resistencia campesina. En aquellos años el carrillismo se opondría a los obreros ferrocarrileros y a los obreros progreseños.
6. La vena de Carrillo iba naturalmente hacia los campesinos y hacia la repartición de tierras y no hacia los obreros donde dominaba la CROM. De socialista sólo tiene el nombre, como miles de gobernantes en el mundo que así se autodefinieron. No debe confundirse nunca la demandas socialistas con las demandas “modernizadoras burguesas” que buscan acabar con el atraso semifeudal. Repartir tierras, aumentar salarios, hacer una huelga, debe apoyarse, pero no dejan de estar dentro del campo de las reformas burguesas; las demandas socialistas o de transición son otra cosa: tienen que avanzar hacia la igualdad política, económica y social; deben buscar abolir el trabajo asalariado y establecer el gobierno autogestivos horizontal, revocable y, como se dice hoy: que gobierne obedeciendo. Carrillo fue hombre bueno –como hay millones- pero nunca se salió de la sociedad burguesa. Nada más. (3/I/14)
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