viernes, 12 de agosto de 2011

¿Y que dice el artículo 33 Constitucional?

¡¡Exijamos lo Imposible!!
No debemos escandalizarnos
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El principal reto para los años venideros será recuperar la soberanía nacional, perdida lamentablemente en los casi treinta años que llevan los tecnócratas neoliberales en el poder, y de manera por demás acelerada en la última década con el pretexto de la “guerra” contra el narcotráfico. Ahora quedó demostrado lo que se sospechaba: que el gobierno estadounidense dirige la marcha de su contraparte “mexicana”. Lo confirmó el diario “The New York Times”, así que los propagandistas de la “administración” de Felipe Calderón no tienen argumentos válidos para demostrar lo contrario.

Ahora trascendió que la CIA, la DEA, el Pentágono y otras agencias de la Casa Blanca son los organismos que dirigen y controlan los operativos que llevan a cabo las autoridades mexicanas, bajo estricta supervisión de los estadounidenses. Tal entrega de la soberanía nacional se fraguó hace dieciocho meses, cuando se reunieron Barack Obama y Calderón. Altos funcionarios del “gobierno” mexicano operan como enlaces de las agencias estadounidenses, y en el colmo de la humillación hasta se les obliga a pasar “exámenes de confianza”. Cabe preguntarse de qué ha valido llegar a estos extremos si el narcotráfico está más boyante que nunca.

Se confirma así que esa supuesta lucha contra los cárteles no es más que la pantalla que sirve para ocultar los verdaderos motivos de la injerencia de la Casa Blanca: acabar de una vez por todas con los mecanismos de defensa de la soberanía con que contábamos y asignar a México el nuevo papel que le corresponde dentro de los designios de Washington para los retos de los años venideros, cuando el imperio estadounidense esté en franca e irreversible decadencia. Hace años nos catalogaban como el traspatio de Estados Unidos, ahora somos la bodega que sirve para guardar la basura que les sobra.

En sólo tres décadas lograron su objetivo de transformar la fisonomía de una nación que fue ejemplar para el resto de América Latina, gracias a la “cooperación” de los tecnócratas apátridas que facilitaron la labor de zapa de la Casa Blanca dirigida a moldear a México de conformidad con sus objetivos estratégicos. Ahora somos una nación sin personalidad propia, cuando fuimos el país con más carácter en el subcontinente. Ningún otro pueblo latinoamericano tenía la grandeza que se desprendía de la historia y la cultura de México, que el cine mexicano de la época de oro supo revelar con toda su riqueza y complejidad. Por eso Carlos Salinas de Gortari tenía un desprecio inocultable por la cinematografía nacional, que puso de manifiesto cuando llega a la Presidencia y acabó con una industria que daba empleo a más de cien mil mexicanos.

Las nuevas generaciones, donde se ubican los casi ocho millones de “ninis”, no tienen idea de la respetabilidad que nos tenían en todo el mundo, incluido el pueblo estadounidense. La clase política era vista con respeto porque la política exterior de México se basaba en principios que se defendían firmemente en todos los foros internacionales. No había democracia formal pero el pueblo se sentía respaldado por un sistema político comprometido con el desarrollo sustentable, que se confirmaba por una sistemática movilidad social que minimizaba las corruptelas del grupo dominante, mismas que no rebasaban límites y reglas no escritas que servían de freno a la voracidad y las ambiciones desbocadas.

Ahora sabemos que Calderón actuó en contra de los intereses patrios al haber autorizado a las agencias estadounidenses operar en nuestro territorio como si fuera su propio país. Lo más dramático del caso es que no pase nada, cuando en cualquier otro Estado un mandatario que hubiera obrado en esa forma sería llamado a cuentas por los otros poderes. Es cierto, como afirmó Carlos Jiménez Macías, senador del PRI, que resulta “vergonzoso que los mexicanos nos enteremos por un medio informativo de Estados Unidos de la presencia de agentes extranjeros en México operando en contra del crimen organizado”. ¿Qué van a hacer al respecto?

Como suele suceder en la actualidad, la clase política ajena al PAN se desgarrará las vestiduras y lanzará diatribas contra Calderón, pero a final de cuentas no pasará nada y la vida continuará su curso como si nada hubiera ocurrido. César Duarte, gobernador de Chihuahua, priísta de cepa, no esperó nada para salir en defensa de Calderón. Pidió que “no nos escandalicemos”, pues finalmente “no nos debe escandalizar la participación de otros países (en tareas de inteligencia), si esto se acota a lo establecido en la ley”. Según Duarte no hay por qué escandalizarse de que se viole impunemente el artículo 33 de la Constitución, que muy claramente afirma: “Los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país”.

Quizá debe suponer que porque están “contribuyendo” en la “guerra” de Calderón las agencias estadounidenses, su participación no es política. Si así lo cree no merece estar ocupando el gobierno de Chihuahua.

(gmofavela2010@hotmail.com)

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