¡¡Exijamos lo Imposible!!
No nos equivoquemos
María Teresa Jardí
Antes de sacar al Ejército a la calle, el usurpador debió, y si el usurpador no lo hacía, obligación era de los representantes populares (diputados y senadores en el caso de México) propiciar la creación de una verdadera institución de inteligencia. Incluso, proclive al entreguismo, que es la clase política que hoy tenemos en México, pudieron copiar la institución al respecto del imperio gringo. Es decir crear una institución conformada por todos los organismos que recaban información privilegiada poniendo énfasis en los sectores de las redes que conforman la delincuencia en aras de prevenir su criminal funcionamiento.
No lo hizo así el usurpador ni los legisladores, que sólo a sus propios intereses sirven, porque eso habría significado la posibilidad de investigar la proclividad delincuencial de la clase política, empezando por el lavado de dinero, que es lo que hay que atacar para combatir realmente la inseguridad.
Y, una vez hecho eso, entonces fijar las reglas del tiempo necesario de la permanencia del Ejército en la calle, con las limitaciones establecidas por la ley, por lo que toca a la inaceptable figura de los mal llamados “daños colaterales”. E incluso desde mucho antes debieron meterle la mano a la policía para ir creando una policía realmente preventiva.
Para eso se sacó al PRI de Los Pinos y propició, con el apoyo de grandes sectores sociales, la llegada de Fox. Para eso se propició, por los votantes, para otra cosa dieron dinero los comprantes, la llegada del PAN al gobierno, luego del desastre de gobiernos del PRI desde la toma del poder por parte de la derecha neoliberal llegada por ese partido, que hasta antes de eso, al menos conservaba cierto compromiso social, la corrupción para la clase política impuso como regla de funcionamiento, ya sin leyes ni cortapisas, del sistema político.
El desastre que ha significado para México la llegada del PAN al gobierno, salta a la vista porque la derecha panista, más corrupta, si se puede, que la derecha priísta, a enriquecerse, como si no fuera a morirse nunca, llegó al gobierno. Y así llegamos a este estado fallido donde nada funciona y no deja de ser asombroso el que se pongan incluso monumentales espectaculares en lugares como Nuevo León, que circulan además por la Red de la Internet, como estampitas enviadas por no creyentes, pensantes, diciendo que el malo es el candidato más visible del PRI y ni una sola palabra con relación a la continuidad del PAN que es, con mucho, lo peor que podría pasarle a México.
De los indignados españoles debe el pueblo copiar el decir no, una y otra vez, aunque de momento se haga regresar incluso al peor. Tampoco se trata si gana el PRI de que permanezca para siempre y claro lo óptimo sería que llegara López Obrador, pero el PRD, por no entender, nunca ha entendido nada, y lo más probable es que se ocupará de, haciendo el trabajo sucio a lo peor de la derecha, que López Obrador no llegue.
No nos equivoquemos nuevamente. La derecha por definición es corrupta. Pero la derecha panista además es asesina y más de cincuenta mil impunes ejecuciones extrajudiciales en tan sólo cinco años de desgobierno del usurpador a modo del entreguismo que esperan los capitales transnacionales de países condenados al fin de su historia como independientes dan buena cuenta de ello.
La derecha panista no quiere soltar el poder y no deja de ser curioso que la que agradece a su dios que la haya hecho viuda sea la que encabece la aprobación de una “Ley de Seguridad Nacional”, condenando a México, incluso al ostracismo, cuando hasta el término seguridad nacional es rechazado por la humanidad debido a la represión que con ese nombre se garantiza.
No nos equivoquemos de nuevo. La sociedad debe exigir empezar por lo primero y ahí es donde debían confluir Sicilia y AMLO.
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