Editorial
Pareciera que hay línea.
La llamada Ley de Seguridad Pública que no se ha aprobado, pero que detenidamente se analiza por parte de los representantes del Pueblo (¿?)
Representantes que, por cierto, no se han tomado la molestia de consultar con sus representados su opinión sobre el proyecto, por demás importante, de la citada Ley. Lo que ciertamente habla muy mal de nuestra especial Democracia que, según la mayoría de los mexicanos, los que no votan, es una farsa.
Pero el citado proyecto de Ley que tanto ha irritado al poeta convertido en activista, Javier Sicilia, a tal grado de sentirse “traicionado” por los legisladores que no honraron su palabra, al parecer, le haga como le haga (variante del háiga sido como háiga sido) seguirá adelante.
Razón por la que don Javier ha suspendido momentáneamente el diálogo con los diputados (dejó plantada a Josefina Vázquez Mota); cuando menos hasta que no vea “una buena señal” que indique que se va a decir no al citado proyecto de Ley que, según él, “pretende legalizar la estrategia de guerra que estamos viviendo y que ha cobrado ya 50 mil muertos, 100 mil desaparecidos, 120 mil desplazados”.
Sin embargo, da la impresión de que don Javier, quien convocó a una manifestación para el día 14, seguirá fumando sus cigarrillos. Ya que el multicitado proyecto no es otra cosa que el respaldo legal que los militares le exigieron a su comandante Calderón.
Previniendo, para que en próximas fechas, no sean ellos los acusados por las consecuencias que inevitablemente traen consigo todas las guerras.
Y no es que de ninguna manera se justifiquen los deleznables actos que se cometen, lo que sucede, es que la guerra de alguna manera trastoca las mentes de las personas, y se genera un cada vez más imparable frenesí de sangre, como el que estamos viviendo.
Siendo oportuno recordar las palabras de Thomas Jefferson: “He visto lo bastante de una guerra, como para no desear volver a ver otra”.
Pero el único y directamente responsable de toda la barbarie que hemos vivido, y que por lo visto seguiremos viviendo, es el que inició esta aberrante guerra, o sea, Felipe Calderón.
Que ahora quiere justificarse ante la sociedad con miles de spots que dicen que si no hubiera sido por él todo estaría mucho peor; y que el problema de la inseguridad es de todos. Cuando en torno a la seguridad se unieron las tribus, los pueblos y las naciones, y es el primer deber del Estado.
No obstante, aunque más pareciera ser que quien necesita una Ley que lo proteja, es precisamente él, mucho se duda que, después del desastre que su gobierno está dejando como estela de muerte (y se puede agregar la herencia económica que dejará) pueda protegerse de alguna manera, pues son muchos los enemigos que se ha echado encima; y luego con tantas mentiras.
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