sábado, 19 de febrero de 2011

El gran problema es el entreguismo

¡¡Exijamos lo Imposible!!
El Monumento a
la Revolución


Satiricosas
Manú Dornbierer

Cierta tarde que conducía por la carretera que une al Edomex con el DF (la parte mexiquense parece gratuita, pero de repente hay una caseta que cobra cada vez más por 20 km de cinta asfáltica entre el Estado y el DF que, vox populi, “pertenece” a Raúl Salinas), escuché un buen reportaje de Lupe Loaeza desde el renovado Monumento de la Revolución, que me despertó muchos recuerdos y de pronto grandes expectativas. Me dieron ganas de volver a ver esa mole que, como tantos capitalinos, vi sin ver toda la vida, especialmente cuando visitaba en la vecina calle de Vallarta a Pepe Pagés para llevarle el artículo. Los miércoles, Cristina Pacheco y yo pasábamos la mañana con “El Jefe” y los políticos que entraban y salían de la revista Siempre. Había que ver cómo trataba Pagés a los que le caían gordos y nos decía: Cuando éstos ya no estén, los periodistas seguiremos estando.

El 20 de noviembre de 2010, la remodelada Plaza de la República de 42 mil metros cuadrados de granito, que abarca desde Insurgentes Norte hasta Reforma, se abría para constituir una nueva y espectacular ágora de la Capital de México, la tercera ciudad más grande del mundo. Se me ocurrió una idea: Ya que como personal aportación al Bicentenario reedité dos libros de mi madre la autora Mariana Moch (1902-1984), y uno se intitula Mariana de la Revolución” y el otro “Refugiados en México” ¿por qué no presentarlos ahí? El primero es un relato de una niña, hija de franceses, que en el trayecto de su casa en Santo Tomás a su escuela en San Cosme, “vivió” la Revolución. Y el otro es una crónica del devenir en los años 40 de varios grupos de refugiados que generosamente el México del Gral. Lázaro Cárdenas guareció de la Guerra Civil Española y de la II Guerra Mundial, con grandes resultados para la vida del país y de la propia capital.

EL ENTREGUISMO ES LA MATA.

Antes de bajar a la inmensa ciudad que ya encendía, a pérdida de vista, sus luces, se me prendió otro foco: También podría presentar ahí mi propio libro, o mejor dicho, cuaderno de Satiricosas, “No Como ni PAN ni Circo”. Así se llamaron los artículos publicados del 4 de septiembre al 20 de noviembre de 2010 en este diario y sobre ellos, con estupenda documentación de colegas en el Internet y fotos únicas del momento, armé una crónica de los eventos y dispendios organizados sin ton ni son por Calderón para ocultar con fugaz oropel aprovechando la fecha del Bicentenario, los grandes problemas que enfrenta el país en este dramático fin de su espuriato. Se trata de un cuaderno breve, pero cuya misión es destacar algunos grandes y muy graves asuntos que deben ser conocidos a fondo por la población y atendidos antes de que sea demasiado tarde. Todos esos colosales problemas provienen de una misma mata,

EL ENTREGUISMO PRIANISTA-NEOLIBERAL.

Había que ensalzar “La Independencia” pero no había mexicano medio informado que no preguntara ¿cuál Independencia podríamos festejar?
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