lunes, 2 de marzo de 2009

Vivirlos como en la vida real

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Plan B
Lydia Cacho

Juguemos a odiar II
02 marzo 2009

Estoy en Tokio. En el barrio Ginza compré un par de revistas de manga hentai. Hen significa extraño y tai se refiere a actitud o apariencia. Una de las acepciones es “degeneración”. Manga se traduciría como animé, dibujos animados, y está considerado una forma de arte. Existe toda una cultura animé de extraordinaria hechura, de la que han surgido subculturas de pornografía, la pedofilia y otras formas de caricaturas que enaltecen la violencia sexual. Cuando es sólo video se le llama eroge pero las ilustraciones de este tipo son hentai y les hacen videojuego.

Los académicos Aminat Chokomaeva y Keiko Katsukata aseguran que el hentai se ha convertido en pornografía caricaturizada. Hentai Seiyoku significa en slang “degenerado o pervertido sexual”. Según Machiko Kaida, coordinadora de C-Rights (organización de prevención de abuso infantil en Tokio), muchos intelectuales han defendido estos trabajos como arte. En 1914 un siquiatra austriaco analizó la obra de Yoshitoshi para definir las sicopatologías sexuales, porque mostraba violaciones tumultuarias y abortos sangrientos. De ello han abrevado los dibujantes de la pornografía y diseñadores de videojuegos en que se viola a las niñas, asegura Kaida. La carga cultural de estos dibujos animados en juegos de computadora logra normalizar la pornografía y el abuso infantil, así como la violencia sexual contra mujeres, niñas y niños. Expertos admiten que se utiliza la terminología Hentai Seiyoku Shinri para referirse al manga pornográfico con altas cargas de violencia.

Las contradicciones entre la ley japonesa y la realidad son tan grandes como las de México cuando de la industria del sexo se trata, particularmente la pornografía. Según algunos defensores del hentai, en occidente se han interpretado a estos personajes como niñas y niños, cuando son dibujos animados sin edad. Usted puede entrar a internet y escribir hentai, y páginas de sexo explícito se despliegan sin restricciones. Ciertamente, la industria del sexo ha aprovechado para producir videos pornográficos de este género gracias al vacío legal sobre caricaturas pornográficas. Son idénticas a las caricaturas infantiles, compruébelo usted.

Los defensores del hentai aseguran que es material para adultos. Justo el tema a debatir es cómo cada vez más niñ@s y adolescentes en formación juegan a violar. Y cómo se vinculan los grupos de pedófilos con estas corrientes culturales. Investigadores de la Universidad de Tokio estudian vínculos entre el hentai y los pedófilos que utilizan esta cultura para atraer menores a esa corriente.

Contrario a lo que algunos lectores me escriben, la mayoría de historias sí son sexuales, van desde lo erótico hasta lo más violento. Como las violaciones tumultuarias. Los videojuegos eroge, en sus formatos más sofisticados, permiten interactuar, y según el vendedor, “vivirlo como en la vida real” por cinco dólares.

Camino por la zona roja de los barrios Shinyuko, Shibuya y Uguisudani. Encuentro adolescentes que parecen salidas de las ilustraciones. Tienen 13 y 14 años. Los videojuegos que algunos lectores dicen que no son para niños, en manos de prepúberes. Les pregunto si juegan, se ríen, por supuesto que les encanta. Esa es la historia. El juego se hace realidad. Primero es el look, después el lenguaje, por último la violencia. Las fronteras desaparecen entre realidad y ficción. No es que la pornografía caiga en manos adolescentes, es que está fabricada para cooptarles. Ese es el tema.

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