Vigoroso octogenario o el curioso caso de Benja-PRI Button
Por Renegado Legítimo
05 de Marzo, 2009
Por Renegado Legítimo
05 de Marzo, 2009
El día de ayer, 4 de marzo, el Partido Revolucionario Institucional cumplió ocho décadas de haber sido fundado. Bajo distintas siglas, el que en sus buenos tiempos fuera llamado el "partido aplanadora" definió el perfil político del México del siglo veinte, y nuestra historia reciente como nación no puede entenderse sin ponderar el legado histórico del tricolor, para bien y para mal.
La verdad es que si toco en esta columna el tema, no es por convicción, ni siquiera por algo lejanamente parecido a la simpatía. A mí en lo personal me importa poco que el PRI festeje ochenta, noventa o cien años de haber sido fundado; su herencia política me parece deleznable, sus actuales cuadros y principales dirigentes me inspiran desprecio en vez de respeto; su plataforma de gobierno no pasa de ser un catálogo de buenas intenciones, permanentemente burladas por los zopilotes tricolores de siempre; sus legisladores y los candidatos a serlo en este 2009 son el mismo cascajo inmundo cuya divisa es el cinismo y la desvergüenza; y sus actuales mandamases, los gobernadores, el clásico elenco de caciques y charros donde el que no es acusado de goldenboy compra-votos es señalado como protector de narcotraficantes. Nada de eso me parece digno de celebrarse. Lo relevante en cambio, desde mi punto de vista, es el hecho mismo de la celebración, toda vez que hace nueve años el "invencible" parecía estar herido de muerte. Con el triunfo de Vicente Fox en las elecciones presidenciales de 2000, y el peripatético Francisco Labastida reconociendo en cadena nacional su derrota casi haciendo pucheros, uno hubiera pensado que era cuestión de tiempo para que el priato fuera un capítulo enterrado de nuestra vergüenza nacional.
Por supuesto, nueve años después el septuagenario desahuciado ha vuelto como un octogenario rejuvenecido. Sus estertores de muerte resultaron ser apenas simples retortijones y el diagnóstico sombrío evolucionó a sencillas recomendaciones de cuidado de la salud. Tan prodigioso milagro cuasi-guadalupano no se debe, por supuesto, al simple paso de los años. Ni que el PRI fuera Benjamin Button, aquel personaje de película que vivió su vida al revés porque nació anciano y fue "creciendo" a la inversa, rejuveneciendo al paso de las décadas. No, señores. La razón es más sencilla: el PRI está de regreso por sus fueros, única y exclusivamente gracias a la incompetencia absurda de un panismo que conquistó el poder hace nueve años, lo robó hace tres, y en ninguno de los dos casos tuvo la menor idea de qué hacer con él, que no fuera utilizarlo para enriquecerse y enriquecer grotescamente a sus compinches. El PAN ha sido el verdadero artífice de la asombrosa recuperación del PRI que hoy arrogantemente sale a las calles a festejar que ya se encuentra de nuevo en plena forma para seguir sodomizando a México. ¡Qué ironía! El partido de los auto-denominados "decentes", que durante años lucharon por el arribo de la democracia frente al dominio monolítico de la aplanadora, hoy con su imbecilidad política prácticamente pretende llevarlo de la mano nuevamente a las puertas de Los Pinos. ¿Qué pensarán los que en 2000 eran entusiastas promotores del "voto útil"? He ahí lo "útil" que fue su voto; gracias, PENDEJOS.
Si bien todas las encuestas serias están mostrando como puntero para 2012 a Andrés Manuel López Obrador, la inercia que trae el PRI y los millones de dólares (del erario, de dónde más) que seguramente veremos correr a partir de este año para lubricar el camino de Enrique Peña Nieto a la candidatura, pueden crear una percepción si bien errónea, no por ello menos peligrosa: el retorno del PRI a la presidencia de la república. Estamos a tiempo de parar tan ominoso acontecimiento; si por malhadado designio llegara a concretarse, sin duda sería el cerrojazo final, la "herencia maldita" del PAN en el poder. Como quien dice, para eso fue para lo único que sirvieron. Para revivir a un muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario