¡¡Exijamos lo Imposible!!
Los indignados hoy serán reprimidos, pero...
María Teresa Jardí
La democracia representativa suponiendo que alguna vez haya tenido sentido, ha dejado de tenerlo, porque los presuntos representantes sólo se ocupan de sus propios intereses y los de los dirigentes de los partidos políticos. Directivos elegidos siempre entre las mafias que controlan a los partidos. Los militantes, como los ciudadanos, hemos dejado de participar en un juego con el que se nos ahoga, cuando no limpia del todo, a pesar de que con eso se cometa un genocidio.
Los muchos miles de españoles que como acampados indignados salieron al mundo diciendo ya basta, hoy van a ser reprimidos, justamente porque con los griegos y los otros pueblos europeos han entendido que el fondo del problema es el sistema capitalista que se ha impuesto al mundo con sus recetas de muerte para los seres humanos, los animales y la naturaleza.
Pero ni la asunción de la derecha en España, y al contrario esa asunción las cosas facilita, ni la represión, ya van a parar la Revolución en marcha. Revolución que soñaron mis abuelos anarquistas y que pararon los comunistas, donde se ubicaba la otra parte de mi familia.
La Revolución anarquista, donde la única democracia que vale es la participativa, porque es la única democracia que se ubica al servicio del pueblo, que decide.
La Revolución, que en 36 debió generalizarse si no la hubieran parado los comunistas, lo que habría llevado a España a no vivir cuarenta años de dictadura franquista, es lo que han iniciado los españoles indignados demostrando que cuando los pueblos se unen no hacen falta las armas para lograr los cambios que a las personas permitan la construcción de esos otros mundos posibles donde todos tengamos cabida.
En el caso de América Latina los cambios de fondo van tardar aún mucho más tiempo que los que ya se perfilan que van a darse en Europa, los que aunque difíciles y no quizá a corto plazo, en imparables ya se encuentran en camino como la crónica anuncia.
En el caso de México por ahora los cambios se ven imposibles. La sociedad mexicana, de manera mayoritaria, no parece dispuesta a entender que el problema es el sistema y que el sistema va por todos si no somos todos los que nos enfrentamos al cambio de éste.
Seguir pensando en que por la vía de las elecciones y manteniendo un Poder Legislativo que se asume como autoridad, quizá, correctamente, porque a fin de cuentas es claro que de representativo no le queda ya ni el nombre. Seguir pensando que por la vía de las elecciones podemos cambiar aquí las cosas es una tontería. Y con esto no quiero decir que debamos optar por la vía de las armas. Es claro que el poder del pueblo está en la toma de las calles como paso previo a la toma de las decisiones. En la construcción de la democracia participativa donde el pueblo, que es el soberano, es el que decide hasta dónde se tolera la corrupción de aquellos a los que se les permite por un tiempo prestar un servicio público a cambio de un salario que les permita una vida digna dentro de la moral medianía que Juárez entendía. Luego de Juárez se pudrió la cosa y desde ese punto es que tenemos que volver a retomar el hacernos cargo los mexicanos de la cosa pública.
Las mafias adueñadas del poder entienden que así van a ser las cosas en el futuro aquí. El imperialismo lo ha entendido desde siempre y por eso en lugares manejados por entreguistas, como es el caso de México, se han garantizado, a base de deseducar al pueblo y de mantenerlo, cuando no hambriento, mal comido a manera también de embrutecerlo, que el proceso sea lento y mientras esas mafias vasallas no se cansan de enriquecerse, mientras acaban con cientos de miles de pobres llevando adelante la limpia con la que al pueblo se desangra, con la venia de todos los partidos y poderes políticos que la permiten, los indignados españoles, que hoy serán reprimidos, han iniciado igual la Revolución imparable que va a convertirse en el ejemplo a seguir por el resto de pueblos del mundo.
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