¡¡Exijamos lo Imposible!!
Sicilia: lo dijo en Proceso, lo debió decir en Chapultepec
Natalia Colmenares
Sostengo lo expresado en mi anterior columna publicada en este bolg: el aparato mediático al servicio de Felipe Calderón usó con propósitos de mercadotecnia política a Javier Sicilia. Hombre bondadoso, espiritual, entregado a las letras, Sicilia permitió en el Castillo de Chapultepec que Calderón lo manipulara. Así, la nota que dio la vuelta al mundo no fue la de la indignación de las víctimas de la guerra perdida contra el narco, sino la "histórica" actitud de un gobernante que supo escuchar a su pueblo.
Seguramente consciente de lo anterior, Javier Sicilia ha empezado a dar entrevistas, como la que he leído hoy en la revista Proceso, en las que expresa juicios muy duros sobre Calderón. Ha dicho:
"Su cerrazón demuestra que el presidente no es sensible"
"La presencia de García Luna, un signo más de intransigencia"
"Tal vez me faltó dureza, pero también con serenidad se gana"
"Yo también soy de mecha corta, pero no caí en la provocación; el que manoteó fue Calderón"
"Aceptó cargar las culpas y su costo moral; tendrá que asumir su consecuencia jurídica"
"Cedimos el lugar pero ganamos voz y presencia públicas"
Por importante que sea la revista Proceso, que lo es sin duda, no tiene el alcance de la televisión y la radio mexicanas que ya se encargaron de presentar el diálogo de Chapultepec no como un reto de las víctimas del poder a Calderón, sino como una muestra de lo "buen gobernante" que es el principal responsable de la guerra que ha dejado ya a más de 40 mil familias mexicanas enlutadas. Y menos aún podrá Proceso convencer a los lectores de la edición internacional de El País, de España, de que es falso lo expresado por el más influyente diario en nuestro idioma en el sentido de que a México lo conduce un líder que sabe lo que hace, que cuenta con una estrategia eficaz y que se da tiempo para atender cara a cara al pueblo que sufre.
Lo que estoy diciendo es que, evidentemente, Calderón supo utilizar al movimiento de Sicilia, dentro y fuera de nuestra nación, para justificar una guerra cuya utilidad solo Calderón y sus más cercanos defienden. Es decir, la autoridad moral del poeta ha servido para legitimar lo que el poeta busca acabar: la violencia que está destruyendo a México.
Todo mi respeto, toda mi simpatía y todo mi cariño al poeta Javier Sicilia y al resto de las víctimas de la barbarie. Pero creo que don Javier se equivocó al mostrarse al mismo tiempo muy duro y muy complaciente con Felipe Calderón, el político que hoy debe estar más convencido que nunca de que está haciendo lo correcto.
Hace bien Sicilia en mostrarse, después del diálogo con Calderón, muy duro con este gobernante testarudo, ciego y sordo. Pero creo que eso lo debió haber hecho en el Castillo de Chapultepec, de tal modo de no permitir las interpretaciones interesadas que el gobierno difunde masivamente en México y en el extranjero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario