¡¡Exijamos lo Imposible!!
Medición de fuerzas, no justicia
María Teresa Jardí
Los señores ministros a modo de la perversa derecha mexicana no sólo dejaron impune un crimen de pederastia, sino que el evento dio un paso más en el sentido del acoplamiento de los peores, de entre todos los ministros, en contra del recién nombrado como Presidente de la Suprema Corte de Justicia. Simplemente porque el mismo tiene un poco más de sensibilidad política.
Abominable la mayoría. Resolviendo en un caso donde las muchas declaraciones reiteradas de un menor de cuatro años contando en presencia de la madre y sin la presencia de la misma, la misma historia lamentable del abuso y señalando siempre a la “maestra” como “la mala”, que lo llevaba y entregaba a los que le ponían el trapo rojo en la boca para que no gritara mientras que con su “pilín” —que él veía— le lastimaban, luego de acostarlo en el suelo, su “colita”. Palabra, la de “colita”, que no recuerdo si es o no como lo señaló el niño, pero que fue la repetida por la ministra Luna Ramos porque, seguramente, le daba vergüenza llamar ano, al ano. Abominable mujer esa ministra.
Totalmente perdonada “la maestra”. Y con ella perdonados los pederastas a los que, con ese niño, y quién sabe con cuántos más no habrá hecho lo mismo, quedaba claro con lo referido del expediente por los propios ministros, que ella surtía.
Ni siquiera es que haya sido otorgado el amparo para el efecto de reponer el procedimiento por aquellos de que se le hubiera violado “el principio de inocencia”.
Un asco es hoy la Suprema Corte de Injusticia. La Tremenda Corte como se le conoce entre la sociedad que no la respeta porque a pulso se ha ganado la condena.
Libre del todo y de manera inmediata enmendándole incluso la plana al Presidente, para que ante los televidentes quedara como el que menos sabe de “técnica jurídica”. Cuando a fin de cuentas fue el único de todos que no se sumó a la injusticia. Porque si bien la ponente y otro de los ministros, sumado a la sentencia de la ponente, no concedían el amparo, ambos se cuidaron mucho de no decir lo que opina el público al respecto, como sí hizo el ministro presidente Silva Meza. Incluso puede ser que tanto la ponente como el otro hayan estado de acuerdo con los otros para poner en su sitio de una vez por todas al ministro Presidente de la Corte.
Asombro despertó la llegada de Silva Meza al puesto, porque entre juzgadores y litigantes se le considera un ministro más de “izquierda”, más liberal y justo en sus sentencias, y ya se sabe que la Corte está integrada por servidores a modo de la derecha. Para eso le dio Zedillo el golpe de Estado a la Corte. Nada desconocido. Faltaba más. Abominables los ministros de la Suprema Corte de Justicia. Pinochet, de vivir, envidiaría la Corte tan a modo, sin duda, de la derecha fascista.
No les importó en ningún momento el niño abusado a los ministros. Se trataba, es obvio, de medir fuerza con el Presidente de la misma, haciéndolo ver como el menos preparado por lo que toca a normas oficiales y otros protocolos que nada importan en tratándose de razón y menos aún de Justicia. Quisieron medir fuerza y ponerlo en su sitio. No sea que les resulte otro ministro respondón como Juventino Castro u otro Presidente como Genaro Góngora. Que tampoco es que hayan sido un Garzón. Pero ya se ve que en el mundo los Garzones no gozan, ni siquiera siendo de derecha pero creyendo en la justicia, del beneplácito de los poderes, ni siquiera de los que se presentan como socialistas. Incluso sin llamarlo por su nombre, condenándolo, uno de los muchos impresentables, le hizo saber al Presidente de la Corte, que en la Corte a la mexicana, Bobbio no era bien recibido. Un asco de Corte la Tremenda Corte a la mexicana.
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