¡¡Exijamos lo Imposible!!
Clara es la debacle del Legislativo mexicano
María Teresa Jardí
Yo le pregunto a Diego Valadés, dado que le consta que existen elementos para juzgar a Calderón, ¿por qué no presenta él la denuncia? O, mejor aún, ¿por qué no se hace a través del Instituto de Investigaciones Jurídicas? De momento, aunque sea, por las violaciones a los procedimientos electorales. En lugar de pedirlo, a sabiendas de que no lo van a hacer, a los legisladores con fuero.
Y además Diego tendría que presentar la denuncia exigiendo la pérdida de la ciudadanía de quien se ha exhibido públicamente con una condecoración extranjera sin tener el permiso del Senado o en su caso de la Permanente, para portarla.
Clara es la debacle del Legislativo mexicano. Tan clara como la del PSOE. Legisladores que le cuestan carísimo a los mexicanos, a pesar de que no creo que exista ya ni un solo ciudadano mexicano que se sienta por ellos representado. Jugando el papel, previamente acordado entre ellos, de cara a la escasa audiencia televisiva. Es posible que quizá acordado con el propio violador con alma de actor.
Si sabían que había de votarse en primer lugar, para que pudieran pronunciarse al respecto, lo presentado por “la actriz” a la que se le designara el papel de pedir la renuncia inmediata del violador, renuncia que ya se les había adelantado en pedir, sin actuación, y enfrentando la tragedia que la ejecución de un hijo significa, Javier Sicilia, ¡Ah!, claro, él es poeta y no vividor a modo del sistema.
Si sabían que se tenía que votar antes la petición que le había tocado hacer a la ahora petista, hija de Heberto Castillo. ¿Por qué no votaron lo primero, primero? Y en cambio votaron, luego de cansar a la audiencia, con la esperanza de que se retirara, lo que se tenía que haber votado más tarde, o no votado. Porque habría bastado con votar pidiendo la renuncia y mandar a la cámara de Diputados el caso para haber concluido en dos minutos ese punto del día. Lo que, además, es lo mismo que la ciudadanía demanda. Con eso habría cumplido con la Constitución, de tan violada, ya de plano desconocida. Claro es que García Luna recibió y portó, sin pedir el permiso, que la Constitución manda pedir, con la antelación que incluso las buenas maneras ordenan, el falso reconocimiento de otro país exportador de la violencia que hoy aquí se aplica a manera de genocidio de pobres que sobran.
Ante el recibimiento ya hecho ¿el caso quedaba sin materia? No. Porque la Constitución marca como sanción la pérdida de la ciudadanía para el violador. Pero así estaba acordado, fue diáfano el show que ante las cámaras, a través del canal del Congreso, representaban. No se iban a enfrentar al informante estrella del imperio gringo sobre asuntos de seguridad nacional mexicana.
¿Cómo iban a ofender a Colombia, decían algunos, obligando al menos, digo de cara a los ciudadanos, a devolver la presea? ¿Que ya no puede portarla? ¿Y qué? Nada más faltaba que el sujeto se presentara, fuera de Televisa, portando la misma. La guardará en su vitrina de la ignominia. Falso que se le haya ni siquiera sugerido la necesidad de devolverla. Y no es la única canallada que tiene el usurpador en su haber que tiene que ver con Colombia vinculada al imperio gringo. Alma de vasallo, ante el imperio gringo, le salta por todos lados al desgobierno usurpador fecalista. Mañana les cuento lo de las visas.
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