sábado, 12 de febrero de 2011

Cuanta irritación les causa Aristegui


¡¡Exijamos lo Imposible!!
Satiricosas
Por Manú Dornbierer

Ni noticia ni rumor: ¡sólo la neta!

El alcoholismo de Felipe Calderón no es un rumor, es del conocimiento público y tampoco es noticia porque hace mucho que se conoce. Los panistas de cepa te dicen que lo heredó de su padre. No es una “campaña de López Obrador”, como piensan los del chismarajo llamado Tercer Grado que se erigieron en Gran Jurado, de Carmen Aristegui, la más profunda y veraz analista política mexicana en medios electrónicos. El incidente de Carmen Aristegui con MVS-Noticias le hizo decir al Peje una tontería respecto a la trascendencia del chupe: “Es algo personal”. Y no, no lo es. El alcoholismo arruina todo a su alrededor, y si ese rededor es un país, pues las consecuencias están a la vista.

Uno de los “tercergradistas”, conocido en el Sureste, en donde no tienen pelos en la lengua, como “la p… de Calderón”, dijo otra de a libra: “No veo a un periodista norteamericano preguntar si el presidente Obama consume drogas o no”. Pues no lee mucho. En ese pequeño Gran Jurado que organizó Televisa sólo mostraron un poco de clase Denisse Maerker, a la que la pusieron a hablar de otra cosa, y Adela Micha, que se sorprendió, con cierta lógica, por la defensa de Carmen a sus despedidores” que intercambiaron el prestigio que dio a su estación por el espejismo de 2.5 mhertz, que no pueden obtener por la vía recta. Los muchos radioescuchas y televidentes que estamos encantados con Carmen les pedimos que reflexionen… El espurio es un gran envilecedor, pero cada día más mexicanos resistimos ¿o no?

Sólo se pudo permitir la pequeña elegancia de reconocer que Carmen es una buena periodista”, Bernardo Gómez, el jefe del Gran Chisme que no análisis, vicepresidente de Televisa, muy relacionado con el Cisen, glorioso inventor de la ley Televisa al que Santiago Creel, secretario de Gobernación de Fox, le regaló para su amigo Emilio Jean -al que B.G. ha protegido desde un conocido accidente carretero cuando eran jóvenes- la franquicia de “Casas de Juego”, prohibidas en México, para que luego lo dejara colgado de la brocha y lo borrara de su pantalla, a favor del candidato Calderón.

El que no pudo esconder la envidia que le provoca Aristegui e intentó descalificarla fue el connotado misógino, al que le faltan lo que a ella le sobran, Ciro Gómez Leyva.

Igual se vio de pena ajena lo que dijo en redes sociales, aunque no está en Televisa sino en la pésima “Imagen” de Olegario, Pedro Ferriz, quien por cierto también me corrió a mí en 1988 de esa estación de los Vargas a la que me había invitado, eso por órdenes del entonces candidato Salinas. Pero dejemos hablar a Carmen para que le conteste a Carlos Marín que “no ve” a un periodista gringo preguntar a Obama si consume drogas (algo que hace el 60% de sus compatriotas) y se escandaliza porque ella haya preguntado al sacrosanto espurio si empina o no el codo en exceso. Entresaco este párrafo ad hoc de lo que expresó C.A. en su conferencia de prensa:

“¿No tuvo Bill Clinton que hablar del semen depositado en el vestido azul de una muchacha ante una audiencia de millones de personas? ¿No acaso el estado de salud de Dylma Roussef fue motivo de debate público antes de llegar a ser la presidenta de Brasil? ¿Acaso no son las francachelas y excesos de Silvio Berlusconi materia del debate nacional? ¿Por qué en México los empresarios de los medios pueden ser sometidos a presiones indebidas para que silencien a sus comunicadores? ¿Por qué la sociedad mexicana se tiene que conformar con una sola visión de las cosas? ¿Por qué fatalmente tenemos que vivir con la existencia de un duopolio televisivo que no sólo envilece las pantallas con programas denigrantes y nocivos como los de reciente estreno, sino que es ya en mismo un poder que ha dañado la vida democrática nacional? ¿Por qué México está entrampado en una espiral de degradación e infamia sin que hagamos nada al respecto? ¿Por qué seguimos dejándolos conducir de esta manera al país? ¿Qué clase de democracia es esta que por un comentario editorial, que irritó al gobernante, se le corta la cabeza a quien opinó? ¿Por qué desde el poder político pueden llevar las cosas al extremo, escalando el conflicto, deliberadamente, hasta lograr hacerle las cosas imposibles tanto al empresario como al periodista ocasionando la ruptura?

Asimismo recuperemos la parte esencial de la conferencia:
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