¡¡Exijamos lo Imposible!!
Edomex, la batalla
Luis Linares Zapata
Los contendientes están enfilados en orden de batalla. El campo de las trifulcas será el estado de México y los participantes han velado armas desde hace tiempo. El PRI sale de puntero indiscutible en las preferencias encuestadas, al menos eso se publica en todas las columnas periodísticas y en el boca a boca de los enterados. El PAN ha entrado en zona de conflicto y no ata todavía a sus grupos internos y, menos aún, los armoniza con sus aliados enquistados en la burocracia del PRD. Se sabe, eso sí, que el acuerdo cupular entre ellos (en especial con el señor Calderón) es sólido y sólo falta encontrar el engarce final: un candidato conveniente. PT y Convergencia han decidido ocupar sus posiciones junto al movimiento que encabeza López Obrador para la transformación de México. El despliegue de fuerzas es, según puede apreciarse y hasta el día actual, bastante ríspido y desigual.
Todos los contendientes saben, y así lo asumen en sus aprestos, que del resultado de las urnas en julio de 2011 para la gubernatura mexiquense dependerá mucho de lo que suceda en 2012. El PRI vocea, ante quien se deja, su seguridad de ganar ambas contiendas con un margen incuestionable, ya cargado de antemano en su favor. Para tal fin publicó, desde Toluca y sin dejo de pudor legal alguno, la encomienda, al aparato de gobierno, de la gestión electoral. El PAN, poco seguro de su aceptación, busca refugio entre los programas federales, tal como ocurrió en las elecciones pasadas de este 2010. La izquierda, en una jugada inesperada para muchos, optó por jugársela con una alianza popular desde la base misma de la población. No ha perdido el tiempo, pues sabe de sus muchas desventajas frente a sus contrincantes, bien pertrechados con los recursos que les acerca el poder.
Los estrategas de Peña Nieto le diseñaron, durante parte de este año, sendos foros (titulados de reflexión) para pulir la vacía imagen que le ha generado su intensa propaganda, en especial la originada en Televisa. Se supone que con tales eventos y junto a participantes de renombre el citado gobernador adquiriera, aunque fuera por simple ósmosis, algo de la solidez conceptual cuya carencia le aqueja. Mientras esto ocurría, López Obrador y los militantes partidistas del PT, PRD y Convergencia en el estado daban inicio a una extenuante gira (llamada de la lealtad) por todos los municipios mexiquenses. Apenas concluida este fin de semana pasado, se calcula, de manera conservadora, que dicha gira permitió entrar en contacto, durante 124 actos masivos, con unos 150 mil participantes. Falta el cierre programado para el domingo 14 venidero en Toluca, donde se espera reunir a 40 mil asistentes adicionales. El PRI sabe que una elección como la de 2011 no se gana ni con foros ni, tampoco, con discursos cargados de deber ser, posturas ideales para engatusar incautos. Por eso ha desplegado todo un ejército partidista que abarcará el territorio mexiquense completo. Buena parte de tal trabuco se integra por maestros del ámbito local, y otros de refuerzo que pondrá el SNTE, por acuerdo con la maestra Gordillo, ave de toda transa electoral. El PAN, ya bastante retrasado, llevará en mano el padrón de beneficiarios de los programas sociales de la Federación. Sus delegados federales serán los encargados de tal encomienda a la que, sin duda, aceitarán con recursos adicionales. Los dirigentes del PRD, sus aliados, pondrán la marca registrada.
sigue la nota:
http://www.jornada.unam.mx/2010/11/10/index.php?section=opinion&article=028a1pol
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