¡¡Exijamos lo Imposible!!
Lo abominable de la entrega
María Teresa Jardí
La empresa “de clase mundial”, dueña de la luz, que ya no es de los mexicanos, empeñada en convertir en chatarra, como parte del negocio de las otras transnacionales que de suyo nos llenan de desechables aparatos eléctricos la vida, va logrando regresarnos, por lo que a la luz toca, también a la edad media. Siendo ya un contrasentido vivir en el Distrito Federal, por lo menos, sin tener a mano una vela para sobrellevar los diarios cortes de luz generalmente de horas. Todo un logro del panismo usurpador. Nos adentra en una guerra. Deja sin empleo, de entrada, a más de cuarenta mil familias sólo por lo que toca al rubro SME y está ayudando a convertir en chatarra, aún más pronto de lo debido, por aquello de que el negocio es el negocio, los artículos eléctricos con los cortes diarios de la luz.
El país se desangra y la clase política no se entera de que lo distractivo tiempo ha que ha dejado de distraer al respetable, tomando su lugar el hartazgo que suele ser mal consejero. Aunque plagado de irregularidades el juicio, como es obvio, aquí no hay juicios que no estén plagados por las irregularidades que a la mexicana hasta a la justicia han logrado que se convierta. No es ni siquiera en ese sentido que la entrega de Mario Villanueva a los Estados Unidos de Norteamérica es un hecho abominable. Ni tampoco es abominable porque no se pueda considerar que el exgobernador no haya sido culpable de mantener los vínculos que se le acusa haber tenido con Amado Carrillo.
Más claros que los vínculos que el panismo tiene con “El Chapo Guzmán” --desde Fox y no se diga con Calderón-- ni el agua transparente de un río limpio.
Lo abominable del asunto está en la venganza. En la venganza de entrada como acusación primera. En la venganza ocupando el lugar de la justicia. En la venganza de Zedillo, llevada adelante por Lozano Gracia, para encubrir el uso de brujas y amantes para cobrar otra venganza, que no para hacer justicia, contra quien debió ordenar que se investigara a Zedillo --en lugar de dejarlo como sucesor fatídico-- como primera línea de investigación del crimen atroz cometido contra Luis Donaldo Colosio. La que cualquier estudiante de Derecho sabe, porque así se le enseña, que es la que lleva al beneficiado por el delito de que se trate. Ejecutado, también, cuando candidato del PRI, como premonición certera de las ejecuciones diarias convertidas hoy aquí en la regla necesaria para la limpia de mexicanos que lleva al cabo la usurpación fascista en un país al que impunemente se desangra.
Lo abominable en la entrega de Mario Villanueva es el uso como factor distractivo, a pesar de haber sido juzgado y sentenciado y de haber cumplido su condena. Abominable es la entrega de un mexicano para ser juzgado dos veces por los mismos delitos, contraviniendo la Constitución Mexicana, a un país extranjero que promueve lo que en los otros países pretende que, mentirosamente, se combata.
Nunca mejor aplicado aquello de que quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. A remojar sus barbas tendrían que poner casi todos los gobernantes, de casi todos los estados de la república, si algo de real tuviera el mentiroso combate contra el narcotráfico en México y en los Estados Unidos de Norteamérica.
Pero como todo es mentira, abominable es la entrega, como una pieza más, de una farsa despiadada que a los mexicanos, todos, nos convierte en víctimas.
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