¡¡Exijamos lo Imposible!!
Virrey en campaña, de la nuevamente colonizada Nueva España
Por María Teresa Jardí
En Querétaro no creen en el secuestro. No lo creyeron nunca porque desde siempre sabían, porque así lo había dado a conocer, “al populacho”, el propio Fernández, para desalentar secuestros, que un chip tiene bajo la piel incrustado para “desalentar secuestros”. Un chip incrustado para que, “quien tiene que saberlo sepa, en todo momento, dónde se encuentra y de inmediato pueda ser localizado”. Un chip como el que a los coches y a las mascotas de los ricos les ponen para que ellos no sufran las consecuencias de lo que en México para millones, impulsan sujetos como Fernández, contando con la impunidad, para ellos convertida en regla, que les garantiza el que puedan convertirse, ilegitima e ilegalmente, en inauditamente poderosos y ricos. Un chip que, como es obvio, no cualquiera quita. Y si a eso le sumamos el cambio en los vehículos. Primero era uno y ahora es otro en las fotos que publican los medios. Y lo extraño de que llegara a un lugar solo, por la noche, sin que lo esperara despierto el criado, como el protocolo manda en tratándose de “un soberano”, que es ni más ni menos lo que siente ese impresentable que es. Claro, podía ir a un encuentro relativo a algún negocio ilícito. Pero igual la suma aumentada con la gota de sangre convertida en un cuarto de litro como si líquida siguiera y en un recipiente estuviera contenida. Y con foto de Fernández enviada a determinados medios a modo y con la petición de la familia, raudamente obedecida, por la instituciones competentes en caso de secuestro y obligadas, por ende, a intervenir y a pesar de que en ellas están incrustados los favoritos de su corte, como Gómez Mont y Chávez Chávez, nada menos que Gobernación y en la PGR, del usurpado desgobierno panista, de la entregada república, nombrados, por el usurpador, a petición de Fernández, es de suponer. Nombrados contraviniendo el sentir de los gobernados y dando una bofetada más a las madres de Ciudad Juárez, cuyas hijas impunemente coleccionan el desgobierno panista en ese lugar como la cuota de mujeres asesinadas, para que sujetos como Fernández gocen de fortunas, y otras licencias, inauditas. Salta, como suma la constancia, de que se trata de un auto-secuestro.
Auto-secuestro para que, una vez “libre”, pueda empezar su “exitosa campaña nacional” rumbo a su imposición usurpando. Por aquello de que Televisa no pueda imponer al pirruis que desgobierna el estado de México vía el PRI. Usurpando de nuevo con el PAN, como siglas repetidoras, avalado por la televisora regalada a Milenio, como el nuevo Virrey de la, otra vez colonizada, Nueva España. Inquisición, de por medio, revivida también. Una chulada el país en que se empeñan en seguir convirtiendo a México.
Ahora bien si le quitaron el chip, en el ejército de hombres de negro que comanda García Luna, con la venia del panista usurpador en turno, se tendría que buscar a los captores. No cualquiera. Ni siquiera tratándose de grupos como “Los Zetas” que, probablemente, operan al alimón para los otros dos ejércitos a modo de la usurpación fascista. No cualquiera. Un médico, necesitaban llevar en la operación misma del secuestro. Cuestión de lógica. De no quitar el chip, de inmediato habría alertado y dado tiempo al rescate. Un médico para que no se les desangrara. Y, además, tener la información precisa con la ubicación del chip. No cualquiera. No están locos para vender la información de todos. Datos como ése sólo los tienen los que manejan la inseguridad: nacional, pública y jurídica.
Aunque si le sumamos el atentado sufrido por Acosta Chaparro, contratado, quizá, por la familia para encubrir o descubrir lo ocurrido con el impresentable nuevo promovido como el héroe salvador a futuro por medios a modo que la política imponen, queda un margen lógico de resquicio de que el ejército paramilitar, comandado por García Luna, sea el autor del secuestro. Aunque igual puede ser que para que una vez “libre”, se convierta Fernández en el nuevo candidato a virrey, en campaña, de la nuevamente colonizada Nueva España y que en ese caso también haya estado previamente convenido el quitar el chip al momento del secuestro o incluso antes del mismo. En un caso obra solo y él mismo se guarda de manera convenida con el panismo usurpador o incluso con el panismo harto de Calderón. En el otro caso, lo guardan panistas a modo de Calderón. En ambos casos entreguistas, a modo de la próxima usurpación que se prepara.
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