domingo, 2 de mayo de 2010

Alberta y Teresa no lograron ni un "Asté perdone"

¡¡Exijamos lo Imposible!!
La inmaculada percepción
Vianey Esquinca

Asté Perdone

México es un país con ciudadanos que saben pedir perdón, cuando alguien comete un error la disculpa se da en automático, “lo siento”, “no fue mi intención”, “discúlpame, no lo hice de mala fe” “usted perdone”, entonces el agresor espera que el ofendido perdone y que la vida siga como si nada. Muy pocas veces hay una reparación del daño por muy grande que haya sido la ofensa.

Las autoridades en México sin embargo aplican esta máxima cultural impune y cínicamente. Esta semana fueron liberadas Alberta Alcántara y Teresa González dos indígenas otomíes que junto con Jacinta Francisco Marcial fueron acusadas en el 2006 de haber secuestrado en Querétaro a un grupo de seis agentes de la desaparecida Agencia Federal de Investigación (AFI).

Si de verdad estas tres mujeres de un metro cincuenta hubieran podido privar de su libertad a los policías bien comidos y entrenados, en lugar de encarcelarlas las hubieran integrado a un cuerpo especial de combate, y que de paso llamaran a sus amigas, igual a estas alturas ya hasta hubieran acabado con el narcotráfico. Pero no, las encarcelaron injustamente, las pruebas que sus abogados presentaron y lo inverosímil de las acusaciones no fueron suficientes, tuvieron que pasar tres años para que liberaran a Jacinta y un año más y hasta que intervino la Suprema Corte de Justicia, a Alberta y Teresa.


¿Qué vino del consabido usted disculpe? ¡nada! Porque en México no hay ninguna ley de reparación del daño que se aplique a las autoridades judiciales. ¿Estuviste encarcelado injustamente, destruimos su vida, su reputación, se quedó sin trabajo, perdió todo su dinero en abogados? “usted disculpe, puede irse tranquilo a su casa, podrá tener la frente en alto con sus vecinos”. Ni Alberta ni Teresa ni Jacinta ni ninguna persona que ha sido encarcelada injustamente por pifias judiciales reciben nada, “eso les pasa por estar justo en el momento equivocado”.

El usted perdone es lo que reciben permanentemente los mexicanos: “Ups, me equivoqué y pensé que la crisis era un catarrito. Si después ese resfriadín se convirtió en la peor crisis desde el 94., usted perdone, un error de cálculo y además la culpa la tuvo Estados Unidos”, “Que yo dije que usted tenía cara de loca y que por su carácter era capaz de asfixiar a su propia hija, usted perdone, quien la manda a no maquillarse en las entrevistas”, “Que mueren cada vez más civiles y niños en fuegos cruzados de narcos y militarles o policías, usted perdone pero ¿a quién se le ocurre salir a estudiar a esa hora o recorrer esas carreteras tan peligrosas?”. Si los legisladores no pueden aprobar leyes sustanciales porque como siempre les agarran las prisas y se les termina el periodo ordinario de sesiones “ustedes perdonen, pero quién les manda votar por nosotros”.

A veces ni siquiera se recibe el “usted perdone”. Si el SAT le envía 20 cartas amenazándolo con embargarlo por una multa que pagó meses antes, ahí si no espere nada, lo máximo que le dirán mecánicamente “haga caso omiso”, “repito, haga caso omiso”, “caso omiso”, “omiso” que también puede traducirse como: “lo seguiremos martirizando hasta enloquecerlo”.

Lamentablemente esta tendencia también se ha extendido a otros sectores como son los medios de comunicación, ¿cuántas veces no se ha dicho una mentira, una calumnia que jamás se aclara?. La nota negativa puede ocupar las ocho columnas o es la nota estelar de radio o televisión, pero la aclaración se va a las página 88 o de plano no aparece. Los medios tienen que aprender más a disculparse aunque sea con “usted perdone”. Otra forma de comportamiento es cuando no sólo no se reconoce el error sino que buscan a un chivo expiatorio que pueda cargar con la culpa. Por eso se dice que si alguien ve sonriente y relajado a un político después de un escándalo, es que ya encontró a quién echarle la culpa.


Es tal la popularidad y aplicación del “Usted Perdone” y sus anexos que existe el rumor de que los diputados van a pedir poner en letras de oro esta frase y ordenar que se le de un espacio en el Himno Nacional.

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