¡¡Exijamos lo Imposible!!
Mexicanos contra mexicanos
2009-11-17
Juan José Morales
Escrutinio
Si en algo ha puesto todo su empeño el gobierno de Felipe Calderón en los tres años que lleva en el poder —e incluso antes—, es tratar de dividir y enfrentar a los mexicanos. Desde su guerra sucia contra López Obrador durante la campaña electoral, no ha dejado de utilizar las mismas tácticas para crear y fomentar el odio de unos contra otros, aún contra niños inocentes. Recuérdese, en la
reciente campaña electoral, aquellos mensajes difundidos profusamente por Internet —y que obviamente no surgieron de la nada— en que se incitaba al odio contra la niña, conocida como Mariana, que aparecía en los anuncios políticos del PRD. La situación llegó a tal punto que la Red por los Derechos de la Infancia en México tuvo que demandar a las autoridades que garantizaran la integridad física de la pequeña, pues prácticamente se estaba pidiendo que fuera linchada.
Ahora ha tocado el turno a los miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas. La costosa campaña montada desde el gobierno —y que ha hecho las delicias de las televisoras y los periodistas a sueldo del régimen— para presentarlos como un hatajo de zánganos y vividores, que exprimen al resto de los mexicanos y son los culpables de todos los males que padecemos, ha logrado hacer mella en alguna gente. En los foros de opinión de un conocido diario de la Ciudad de México, pueden leerse mensajes en que se tilda a los electricistas de rateros, corruptos, lacra social y otras lindezas por el estilo y no solamente se pide que se les reprima, sino se llega al extremo de sugerir que el asunto se resuelva definitivamente “a balazos”.
Es muy grave que esto esté ocurriendo. Cuando en una parte de la población de un país se incuban sentimientos de odio hacia un sector, el resultado no puede ser más que la violencia. Ya se ha visto en Estados Unidos, donde las víctimas de esa situación fueron los negros, y actualmente los mexicanos, a quienes también se endilgan calificativos tales como sucios, ladrones, mentirosos y flojos, y de quienes se dice que son parásitos que viven de los norteamericanos y es necesario deshacerse de ellos para sanear al país, del mismo modo que aquí quienes se han dejado envenenar por las campañas del gobierno calderonista piden la cabeza de los trabajadores electricistas para salvar a México.
Ante esta situación, no puedo menos de recordar cómo en la Alemania nazi, una propaganda del mismo tipo de la que nos ha venido recetando durante casi cuatro años Calderón, llevó a la gente a creer el mito de que los judíos eran la causa de todos sus males y que al acabar con ellos se acabarían también los problemas. Lo que estamos sufriendo es precisamente eso: una propaganda fascista, sin duda inteligente y bien planeada, que trata de dividir a los mexicanos y enfrentarlos ferozmente unos contra otros, porque —tal es el objetivo de esa campaña de odio— se cree que de esa manera olvidarán las incumplidas promesas de Calderón y su desastroso manejo de la economía nacional y las finanzas públicas.
La culpa de que suban los impuestos y los precios, de que cunda el desempleo, se agudicen la miseria, la pobreza y el analfabetismo, que los jóvenes no encuentren cabida en las universidades, y que los mexicanos tengan que emigrar a Estados Unidos ilegalmente —desafiando a la muerte en el desierto— en busca de los empleos que no encuentran en el México de “el presidente del empleo”, no es de Felipe Calderón y el grupo que junto con él se adueñó del poder, sino de los electricistas, esos electricistas que hay que odiar porque están mejor pagados que el resto de los mexicanos. No tratemos —parece decirnos la propaganda calderonista— de ascender al nivel de salarios de los electricistas. Bajemos a esos trabajadores al miserable nivel en que está la inmensa mayoría de los mexicanos. Y si no se puede, acabemos con ellos.
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