Apagar el televisor y no comprar nada a las transnacionales
2009-11-18
María Teresa Jardí
María Teresa Jardí
La derecha unida puede, y debe ser vencida
Ultima parte
Más de lo mismo la aprobación del presupuesto por un Congreso que nada tiene de honorable y que ha dejado de ser de la Unión, entendida la Unión, como la nación, incluyente de todas las fuerzas, que forja a los países, cada uno con sus propias características.
Ni diputados ni senadores son representantes del pueblo mexicano. De ahí la necesidad de refundar la República. Limosna a los más pobres, si acaso. No demasiada tampoco. Es lo único que son capaces de aprobar los empleados del Ejecutivo en turno, que son hoy en México los legisladores que, de manera tramposa incluso, aquí funcionan.
Televisan las sesiones, sí. Pero para verlas hay que pagar por ellas y los senadores y los diputados resuelven lo importante para los mexicanos siempre en las madrugadas. Si se asumieran como representantes del pueblo, los diputados y los senadores no podrían vender el alma en una sola entrega. Los de todos los partidos. Todos son iguales. Unos más caricatura de los otros. Pero todos más de lo mismo.
El que juegue cada bancada un rol distinto no disculpa a los que en el libreto aceptan jugar, sin abandonar nunca el juego, el papel de perdedores. El PRD, el PT y Convergencia no son mejores, simplemente son la comparsa, a la que le toca jugar el papel de perdedora, de cara a una sociedad adormilada y previamente deseducada por la telebasura, que en incluso se encuentra convertida también en dueña de la educación del pueblo mexicano.
Bien comprados todos los senadores y los diputados ya deben estar preparando las maletas para irse a disfrutar del dinero “bien ganado”, por haber hecho bajar unos cuantos pasos más al Infierno, a la inmensa mayoría, en el que los partidos han condenado a vivir al pueblo mexicano.
Ni una sola reforma de fondo. Nada que implique un cambio en el manejo del presupuesto. El continuismo también por lo que toca a los muchos recursos tirados a la basura. El reparto entre unos cuantos, siempre los mismos. La cancelación de vida digna para los mismos condenados también siempre.
El PRI a la espera de volver al Ejecutivo a continuar explotando al pueblo. El PAN sabiendo que para él viene un receso. Pero, al fin y al cabo, manejado por la misma derecha, pervertida y pervertidora, que sus mismos derechos defiende. Para el PRD las limosnas. La “izquierda” mexicana partidaria no aspira a ser gobierno. A lo sumo que aspira es poder seguir soñando, unos cuantos, que ellos son parte de lo mismo o al menos que disfrutan de algo de lo mucho que el resto se reparte entre las familias mafiosas y las empresas que van siendo echadas del resto de países, por la característica que las define como lo que son: infames, pero a las que en México se les perdonan hasta los impuestos y se les otorgan todos los derechos. Empleados por el pueblo para cumplir con la función asignada de representar al pueblo velando por los intereses de los gobernados: eso son los legisladores en los países donde los legisladores representan a sus electores, que no es el caso de México, como nuevamente han dejado bien demostrado en el Congreso de la Unión, que, a la mexicana, tenemos.
No es fácil pensar que a la derecha unida podemos vencerla el pueblo mexicano. Pero sí se puede y debemos hacerlo. Al alcance de la mano tenemos el cambio. Basta con apagar el televisor y acabar con el negocio televisivo. Basta con no comprar nada a las empresas transnacionales para acabar con ellas. Basta con no comprar ni un solo producto de los que ofertan esas empresas.
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