¡¡Exijamos lo Imposible!!
El gobierno de Fecal y el movimiento de Sicilia
Edgar González Ruiz
Luego del fraude electoral del 2006, Calderón tomó posesión de la presidencia con ayuda del ejército, de empresarios, de una jauría mediática que desde entonces se ha dedicado a alabarlo sin medida, de sectores de la jerarquía católica y de grupos conservadores.
Ha gobernado mediante el ejército, ensangrentando al país con el pretexto absurdo de una llamada “guerra contra el narco”; en ello ha contado con la complicidad de muchos medios de comunicación, que se han prestado a esa farsa.
La tónica de Fecal ha sido la agresión sistemática contra el pueblo mediante medidas contrarias a su subsistencia, pero afines a los intereses económicos de la derecha, desde el aumento de precios de productos básicos, de servicios y de impuestos, hasta el ataque contra los derechos de los trabajadores.
A lo largo de este sexenio, regido por un gobierno de origen ilegítimo y de raíces católicas conservadoras, ha prevalecido el ataque sistemático contra el estado laico, con hechos que incluyen lo mismo la subordinación de las dependencias del gobierno federal a los proyectos clericales, que la impunidad de los jerarcas católicos que delinquen, sea Onésimo Cepeda, Norberto Rivera o cualquier otro, y el encarcelamiento de las mujeres que abortan, propiciado no sólo por los panistas, sino por políticos oportunistas del PRI y de otros partidos, que de esta manera pretenden aprovecharse para su propio beneficio de la derechización que ha experimentado la política mexicana desde el 2000, y antes, desde la llegada de Salinas de Gortari al poder, en 1988. Hay que recordar que él fue el gran aliado del PAN y de la jerarquía católica.
En ese contexto, surge un movimiento encabezado por el escritor católico Javier Sicilia, motivado por el dolor de gente que se ha visto afectada por la llamada “guerra” de Calderón, como el propio Sicilia, quien en ella ha perdido a uno de sus hijos.
En esa medida, se trata de un esfuerzo notable, que tiene verdaderas raíces, pero que exhibe también aspectos bastante discutibles.
Uno de ellos, muy elocuente, es el evidente apoyo que ha recibido el movimiento por parte no sólo de sectores y periodistas críticos sino de medios y grupos oficialistas, como nunca ha ocurrido con un movimiento que verdaderamente exprese las necesidades del pueblo, como fue en 2006 el de López Obrador.
Resulta que estaciones de radio, espacios de televisión, primeras planas de periódicos oficialistas e incluso voces del arzobispado, ha estado apoyando las marchas organizadas por Sicilia, que también han contado con el apoyo del movimiento zapatista, el EZLN.
Obviamente, si cadenas de radio estuvieron difundiendo favorablemente la información sobre la marcha y si en la misa dominical de Catedral se elogió la misma, esas son, más bien, razones para desconfiar de ella.
En el caso del EZ, llama la atención el contraste entre la férrea oposición que hace cinco años manifestaron contra el movimiento de AMLO y el apoyo absoluto que ahora brindan al de Sicilia, quien a su vez en muchos de sus discursos y proclamas, manifiesta un respeto demasiado grande, e incomprensible, hacia el gobierno ilegítimo de Calderón.
Luego de la marcha del domingo 8 de mayo, los medios retomaron como principal propuesta de Sicilia la renuncia de Genaro García Luna, titular de la SSP; y no Calderón, el principal responsable de lo que ha ocurrido a lo largo de este sexenio. ¿qué confianza puede merecer un movimiento que apela a usurpador Calderón, para resolver los problemas que él mismo ha creado?.
Si ese es el sentido del movimiento de Sicilia, parecería más bien uno de tantos productos sexenales de las intrigas palaciegas y de los intereses sucesorios. Seguramente, Fecal y García Luna habrán tenido problemas y habrá algún panista deseoso de ocupar el cargo, y a quien le vendrá de perlas la susodicha demanda, pero ¿qué le puede interesar al pueblo que sea una persona en lugar de otra quien en determinada secretaría sirva como testaferro a Calderón?
En el mitin del domingo, algunas personas manifestaron precisamente su rechazo de Fecal, protestas que fueron acalladas por los organizadores, ante lo cual, esos disidentes abandonaron el acto. Cabe preguntarse: ¿por qué tanto respeto de los primeros ante el gobierno ilegítimo?.
Sin embargo, el movimiento tiene otras seis demandas, que a mi entender tampoco son ni las más importantes para el país en el momento en que vivimos, ni las más básicas, ni las más convincentes, pues en general no niegan las premisas en que descansa la supuesta “guerra de Fecal” contra el narco, sino que se resumen sólo en un cambio en sus aspectos más escandalosos y sangrientos.
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