sábado, 7 de agosto de 2010

Ya no quieren ser la de ocho

Manta expuesta en la marcha de este día. Foto: Gabriel Regino
¡¡Exijamos lo Imposible!!
"No queremos ser la nota": protesta de periodistas
Gustavo Sánchez/SDP
07 de August, 2010

Aproximadamente quinientos comunicadores marcharon este sábado del Ángel de la Independencia a la Secretaría de Gobernación, en protesta por las agresiones que ha sufrido el gremio, como lo son secuestros, desapariciones y asesinatos.
Realmente esta tarde no somos un gran contingente. Pero hay prominencias como Miguel Ángel Granados Chapa y Epigmenio Ibarra, que resaltan. El primero apenas puede caminar, pero aquí está. Y el segundo carga con su cámara de televisión.

Este sábado, frente al Ángel, nos podemos entrevistar entre nosotros mismos. O simplemente marchar. El trayecto es corto. La protesta es lo que importa.

Se saludan unos con otros, antes de que inicie la marcha. Los que están aquí, se conocen. Hay viejos lobos de mar. Y también estamos los novatos.

Hoy las cámaras y los micrófonos están enfocados hacia nosotros. Hay historias duras. Hay reporteros que no aparecen. Y hay otros que sí aparecieron, pero muertos. Lo que se muestra hoy, son sus caras, en diferentes fotografías. Para ellos no ha llegado la justicia todavía. Por ellos, precisamente, es esta manifestación.

12:30. Comienza la marcha.

Impera el silencio. Es más el ruido de los automóviles de los otros tres carriles de Paseo de la Reforma, que el de nosotros. Sólo a veces hay cuchicheo. Nadie grita. Uno alcanza a leer diferentes consignas.

"No queremos ser la nota. No más agresiones".

"Ni uno más".

"Le tengo rabia al silencio".

"Los queremos vivos"

Hasta el frente, un hombre lleva cadenas en la boca. Hay otros que se la taparon con cinta adhesiva.

En el trayecto, se escucha un corrido de Andrés Contreras, dedicado a los periodistas. Sólo alcanzo a escuchar:

"Únicamente anda armado con su pluma y su libreta... Hombre de mente sagaz, la realidad interpreta.... Por cada escrito veraz, a la intolerancia reta. Con cada nota que envía, su vida puede ir en prenda. Y se entienda o no se entienda, esta es una realidad, ¡cuánto periodista muerto por publicar la verdad!".

¿Y dónde están los dueños? ¿Y los supuestos líderes de opinión?, pregunta una reportera.

Aquí no. Aquí está la gente que sale todos los días de su casa para escribir, editar, o hacer la noticia. Y hoy le tocó serla.

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