¡¡Exijamos lo Imposible!!
Muerte y cinismo

Estado de los ESTADOS
Lilia Arellano

Descaro del CISEN
Van 28 mil muertos
Narcoterrorismo: EU
Infamia de la Corte
Fovissste, en la mira

“Estoy de acuerdo en que las sociedades decreten abolir la pena de muerte; pero que empiecen por abolirla los asesinos”.- Jean Baptiste Alphonse Karr

Hubo otra, una más, exhibición de “mea culpa” de uno, de otro, de otro más de los funcionarios de Felipe Calderón y el turno fue ahora del director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, del tristemente célebre CISEN, encabezado por Guillermo Valdés. El reporte habla de 28 mil asesinados, cifra de muertos en “combate” que no se verá en las informaciones de Barack Obama cuando salga de Irak; también señaló que se lleva a cabo diariamente un enfrentamiento entre delincuentes y policías, precisamente en el campo de batalla en el que han convertido las calles de cada municipio, de cada Entidad, de cada rincón de la República Mexicana. Admitió toda una serie de fallas y hasta se dio el lujo de detallarlas.

Habló de la insuficiencia en el combate contra el lavado de dinero; calificó de muy lentos los procesos de profesionalización de los policías; criticó la lentitud en la entrega de recursos de los Estados Unidos para combatir el crimen organizado, o sea su Frankenstein llamado “Iniciativa Mérida”. Sostuvo que no hay ni se le ven por ningún lugar avances claros en el abatimiento del secuestro y la extorsión y, como cereza para el gran pastel, señaló que la disputa se da en el presente por el control de las policías y que ésta está encabezada por un lado por el Estado y por la otra por las mafias. Así de claro para que todos aceptemos con un “bueno sí”, para luego preguntar “¿y. . ?”

Porque todo lo dicho no es sino el más claro reflejo de la incapacidad que tiene esta administración que no llega a gobierno para garantizar la seguridad de los ciudadanos, independientemente de que el manejo se antoja del todo cínico frente a la cifra de muertos que los enfrentamientos diarios y otras acciones han arrojado. Si a ello le unimos las expresiones del clero, en el sentido de que son los malosos, los mafiosos, los narcos, los delincuentes, los mayores empleados de este país, la situación sí que se presenta en un estado de alerta máxima, de gravedad.

Un punto más es la información de la organización Reporteros Sin Fronteras, en la cual señala que julio fue dramático para la prensa mexicana, ya que mataron a tres periodistas, desaparecieron al director del semanario La Opinión de Jerez, en Zacatecas, de nombre Ulises González García, y el exilio a Estados Unidos del periodista Martín López Castro, del canal de televisión 44. A ello debe agregarse el secuestro de los cuatro reporteros que cubrían la salida de reos del penal de Durango y que denunciaron que tal acción se realizaba con plena autorización de la directora del Penal, a sabiendas de que ejecutaban matanzas por encargo.

Al respecto y en otro foro, académicos, especialistas en la rama criminal y periodistas señalaron que el michoacano debe ganar la batalla informativa a los narcos y que deben darle solidez a la información oficial en este sentido para que se cuente con narrativas sobre la lucha que dice está dando. A esta sorprendente recomendación se suma la emitida por el titular de otra agrupación, de la llamada México Unido Contra la Delincuencia, Eduardo Gallo, quien plantea que ante el fracaso de la “estrategia” puesta en marcha contra el narcotráfico, lo mejor será legalizar la droga. Y, concediéndoles toda la razón, Calderón reconoció en la ceremonia realizada en el Campo Marte que de plano, su administración no ha sabido explicar qué está haciendo en el combate al crimen organizado y aceptó que pueda darse el debate sobre la legalización de las drogas.

Y vaya que lo que nos dijeron simple y llanamente y con la bendición incluso de periodistas, es que van a manejar los escenarios y los montajes a un buen nivel; que nos van a hacer llorar; que realizarán una larga telenovela en la que igual que en cualquier otra, habrá hasta paga económica si no encuentran de otra para que se presenten casos “de la vida real” que cimbren a la sociedad y que culminen con otra abierta y cínica manipulación.

Sólo ejemplifiquemos en lo que actualmente sucede con todo tipo de informes, ya sea de alcaldes o de gobernadores o del propio Ejecutivo Federal, aunque sin menospreciar los de los diputados federales o locales, los de los senadores y hasta los de la Suprema Corte de Injusticia. Todos están llenos de cifras alegres, de inversiones, de creación de empleos, de entrega de escuelas, de beneficios sin límite para los ciudadanos, de grandes avances, etcétera. De ser ciertos, de ser verdaderos, viviríamos en el país de las maravillas y con la esperanza de mejorar esa clasificación ya que todos, sin excepción, concluyen con la frasecita: “falta mucho por hacer”.

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