jueves, 5 de agosto de 2010

¿Y la absurda iglesia que hace ahí?

¡¡Exijamos lo Imposible!!
EDITORIAL

¿A qué juega?

Cuando menos para entender lo que hace, don Felipe, en una de esas diarias peroratas que tanto le gusta recetarle a la sociedad, debería de explicarnos a todos los mexicanos, a qué juega.

Convocar un debate y fijar de ante mano la posesión, es hasta cierto punto válido, pues de otra manera no habría debate si las posiciones contrarias no se expusieran.

Pero ir al debate con condiciones, ya no lo es. El no aceptar que se retiren las fuerzas federales del combate contra la delincuencia, cuando el debate es sobre la legalización de las drogas, no es otra cosa que un llamado a perder el tiempo.

Y da la lectura de que no piensa legalizarlas. Obviando que en las próximas fiestas decembrinas en California se podrá fumar marihuana libremente.

Podría hacer pensar que anda jugando al “Tío Lolo”. Aunque bien pudiera ser que todavía no le dan la orden desde los EEUU.

Pero el invitar a las igle$ias para que sean intermediarios de las propuestas ciudadanas, después de los vergonzosos escándalos en los que se han visto envueltos los supuestamente representantes de los dioses (por no hablar de la Historia de nuestro México).

Mismos dioses que, por cierto, nunca han servido más que para impunemente enriquecerlos brutalmente, además, cometiendo toda clase de delitos. Y al decir toda clase de delitos, es toda clase de delitos.

Y todo en nombre de figurados y supuestos dioses; que cuando mucho habrán servido para que algún ciego recupere la vista, o para que algún tullido juegue futbol, pero ciertamente que no han servido para detener las guerras.

No hay registros de que algún dios haya evitado una sola matanza (quizá la de Atila el huno, frente a Roma; pero dado quien lo contó, bien pudiera ser otro cuento)

De hecho, los dioses más bien han servido para todo lo contrario. Solo han servido para enemistar a los hombres y fomentar el odio. Incontables son las guerras y las muertes por defender sus absurdas y aberrantes creencias.

Por lo que pedir que estos individuos, quienes probado está son parte de la delincuencia organizada (recordar aquello de que no lavan dinero, lo purifican) sean intermediarios, es, literalmente, poner a la igle$ia en manos de Lutero.

Es una pena que don Felipe no se de cuenta de que ya no tiene tiempo que perder; y que nosotros no sepamos a qué diablos juega.

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