El neoliberal y sorprendente mundo al revés

¡¡Exijamos lo Imposible!!

EDITORIAL
De que ya se perdió la brújula.

El que a Barak Hussein Obama le hayan otorgado el premio, Nóbel de la Paz, cabiendo comentar que no es el primer Presidente norteamericano que ha sido “distinguido” con semejante nominación, pues han sido cuatro.

Theodore Roosvelt lo recibió en 1906, y Thomas Woodrow Wilson en 1921 (que fue quien invadió México) ambos fueron galardonados durante su administración. Y Jimmy Carter, en el 2002 y Al Gore en el 2007, lo recibieron fuera de sus respectivos mandatos.

Sin poder pasar por alto a otros Nóbel de la Paz, como Rigoberta Menchú, cuya fotografía empuñando un AK 47 es famosa en Guatemala. O a Yasser Arafat y a Yitzhac Rabin, conocidos belicistas que, con razón o sin ella, pero se cansaron de ensangrentar los caminos por donde anduvieron.

Hace evidente que al otorgarse, contravinieron los deseos de Alfred Nóbel. Pues es claro que tan codiciadas designaciones, hoy por hoy, solo obedecen a intereses por demás aviesos que, indiscutiblemente, nada tienen que ver con la otorgada nominación de Paz.

Por lo que la sorpresiva nominación de Obama, más pareciera ser un aliento a su alicaída Presidencia, en la que durante su campaña prometió retirar las tropas de Afganistán. Y en vez de hacerlo ha mandado más soldados y está por enviar más.

Sin omitir que las derrotas sufridas en el Congreso a su Reforma de Salud y ante el Comité Olímpico Internacional que le otorgó a Brazil la sede de los Juegos, lo dejaron muy mal parado, no solo internacionalmente, sino entre sus propios seguidores, que lógicamente han dejado de confiar en él.

Pero aunque aparentemente pudiera el ex distinguido premio tomarse como un apoyo a su administración, en el fondo vendrá siendo un gran peso que tendrá que cargar hasta el final de la misma, pues ser galardonado por la paz y hacer la guerra, solo quiere decir que ya se perdió la brújula.