¡No! ¡Cédula de identidad no!
Ojo por ojo
Álvaro Cueva
2009-08-02
Qué tiene Felipe Calderón en la cabeza? ¿Quiere pasar a la historia como el Presidente más impopular de todos los tiempos? ¿Está recibiendo órdenes de alguna entidad siniestra que lo obliga a cometer errores?
¿Está desesperado por impedir que otro partido llegue a Los Pinos en 2012? ¿No tiene en qué tirar el dinero? ¿Le urge terminar de aterrorizar a la población?
Su anuncio de que va a haber una cédula de identidad para todos los mexicanos es una de las cosas más monstruosas que se le pudo haber ocurrido.
Y, peor, porque se supone que este maravilloso instrumento se va a sacar por nuestra seguridad.
Explíqueme usted si esa bendita tarjeta va a impedir que en este momento entre un comando a su casa y lo secuestre con lujo de violencia.
Si ese documento va a evitar que lo agarren a balazos en la calle, si esa credencial lo va a defender de un asalto o si ese papel lo va a ayudar a sentirse mejor cuando lo estén golpeando, cuando lo estén violando o cuando le estén arrancando una parte del cuerpo.
No, por favor. Dígame que esto no es cierto, que esto no está pasando, que todo fue un mal sueño, que don Felipe se equivocó de discurso cuando hizo este anuncio.
Las cédulas de identidad sólo son propias de los gobiernos totalitarios, de los regímenes que quieren tener perpetuamente vigilada a la población para evitar que los desobedezcan.
Y no, no sirven para proteger, sirven para evidenciar la inseguridad de los gobernantes que saben que están haciendo tan mal su trabajo que temen que en cualquier momento aparezcan grupos que los derroquen.
Es horrible por donde quiera que se le analice, algo que definitivamente no queremos ni necesitamos en México.
No, y espérese, no estamos hablando de una cédula de identidad como las de los dictadores, estamos hablando de un papel peor porque, para obtenerlo, hay que dejar grabadas la voz, el iris y todas las huellas digitales.
¿Usted estaría de acuerdo en regalarle su voz a nuestras autoridades? ¿Para qué? ¿Para que se endulcen la oreja mientras esperan sus bonos sexenales? ¿Para que la manipulen y luego aparezcan grabaciones que lo comprometan en algo que usted ni siquiera imaginó?
¿Quién le garantiza a usted que los mecanismos tecnológicos a través de los cuales se obtengan esas grabaciones son perfectos y que jamás se van a cometer errores si hasta los bancos se equivocan a la hora de cobrar los intereses de sus créditos?
¡Y luego las huellas! ¿Usted le va a depositar sus huellas al gobierno? ¿Para qué? ¿Para que cualquier burócrata se meta a su cuenta bancaria, investigue y retire lo que quiera?
Si las bases de datos más insólitas de México se han comercializado en el mercado negro, ¿quién le garantiza a usted que no va a pasar lo mismo con nuestras huellas digitales?
¿Quién da más por las huellas de Carlos Slim? ¿Cuánto quiere por las huellas de Elba Esther Gordillo, las de Enrique Peña Nieto o las del mismo Felipe Calderón?
¡Que rolen las copias!
¿Sí se da cuenta de la gravedad de esto? Es una violación clarísima a nuestra privacidad, a nuestra identidad, a nuestros movimientos y a nuestras libertades.
Es espionaje, es tenernos vigilados de por vida, es como si usted o yo, nada más por ser mexicanos, fuéramos culpables de algo terrible.
Es tratarnos como no nos merecemos, algo que se tiene que discutir aunque suene más conmovedor ver a Nelson Vargas de gira artística por todos lados.
¿Hay alguien en este país que crea, sinceramente, que con la expedición de estas credenciales desaparecerá el crimen organizado?
¿Existe una persona que íntimamente justifique el gasto que todo este movimiento va a representar justo ahora que tenemos tantas necesidades?
¿Usted está de acuerdo? ¿Alguien le pidió su opinión? ¿Alguna institución puso a votación esta decisión tan delicada?
¿A usted no se le hace el colmo de la tramitología considerando que en este país tenemos que sacar acta de nacimiento, registro federal de causantes, clave única de registro de población, credencial para votar con fotografía, licencia para conducir, pasaporte, cédula profesional, firma electrónica ante Hacienda y un montón de documentos más para demostrar, a cada rato, que somos quienes somos?
¿Qué tiene Felipe Calderón en la cabeza? ¿Por qué está haciendo estas cosas? ¡Por qué!
¡Atrévase a opinar!
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