1. Los recientes documentos diplomáticos sobre México filtrados por Wikileaks dan cuenta de algo muy serio que el gobierno de facto calderonista ha tratado en vano de soslayar, y es la actitud de las fuerzas armadas ante las tareas inconstitucionales que se les está obligando a desempeñar en la supuesta “guerra contra el narco”.
2. El general Guillermo Galván García (titular de la Sedena), conforme a cables diplomáticos de la embajada estadunidense de fecha 26 de octubre de 2009 (La Jornada, 27 de diciembre), en una reunión con Dennis Blair, director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, le pidió aumentar la cooperación de la inteligencia estadunidense
en la guerra, demandándole a la DEA estrechar su trabajo con ellos ante la desconfianza que tienen tanto de las autoridades mexicanas como de los cuerpos policiales federales, locales y municipales, por lo que le comentó avalaba el despliegue permanente que se hizo entonces de dos oficiales del Centro de Inteligencia de El Paso que ayudarían a difundir rápida información
a la comandancia militar en Ciudad Juárez. Galván, ya sin ningún reparo, le comunicó además al funcionario estadunidense que el Ejército estaría dispuesto a aceptar cualquier adiestramiento de Washington pues, según le aseveró, sus tareas proseguirían por 10 años más, por lo que están exigiendo del Congreso se modifique el marco constitucional para hacer legal
su función policiaca, ya que se sienten incómodos con la situación actual.
3. La primera cuestión que se plantea es la de ¿quién está gobernando a México?
4. La gravedad de esta actitud de subordinación de la cúpula castrense del país hacia autoridades extranjeras es mucho más grave si se le observa en el contexto internacional. El cable de Wikileaks se publica el 26 de diciembre, mismo día en el que The New York Times, con base en los cables difundidos por el mismo portal, publica un análisis en el que sostiene que la agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) se ha transformado en una organización de inteligencia global que va mucho más allá de la simple lucha contra las drogas, como lo evidencian entre otros el caso de México, y está actuando en tanto que una entidad política con funciones primordiales de espionaje, con lo que duplicaría las funciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), sin dejar de lado lo que en dicho análisis se sugiere: la penetración de los cárteles en la citada agencia.
5. El acuerdo de Felipe Calderón para subordinar los operativos de la Marina y el Ejército a las decisiones de la DEA compromete por lo mismo seriamente la seguridad nacional. La DEA ha sido señalada desde hace décadas por las múltiples funciones que ha asumido, pero también por la penetración que se ha producido entre sus agentes por los cárteles de ambos lados de la frontera (porque de los cárteles estadunidenses muy poco se habla), de tal manera que esta subordinación es un contrasentido. Desde el célebre caso del agente estadunidense Enrique Kiki Camarena en 1986 hasta la fecha, la agencia ha sido señalada por su doble actitud, y lo que ahora se devela no hace sino más evidente lo que acontece.
http://www.jornada.unam.mx/2010/12/31/index.php?section=opinion&article=017a1pol
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