¡¡Exijamos lo Imposible!!
Sarukhán: aclaración no pedida, ¿acusación manifiesta?
A Puerta Cerrada
2010-07-21
gomezalce@aol.com
• Las dos vías de las complicidades
• Juárez-El Paso
Simpática la gelatinosa explicación que el (des)gobierno mexicano le dio al sonriente respetable por el delicado acontecimiento sucedido hace unos días en las calles de la serena ciudad fronteriza, donde detonó un coche bomba dejando, según las cifras oficiales, a tres policías muertos y a decenas de heridos.
El peligroso hecho que enloquece los focos rojos bilaterales es analizado con suma cautela por los centros de inteligencia de nuestros inquietos vecinos, que perciben ya que esta temeraria guerrita emprendida por Los Pinos está absolutamente fuera de control justo en la frontera. Su frontera. Su cacareada y segura frontera.
El caso, my friend, se vuelve mucho más volátil si se analizan las razones por las cuales Tijuana, como plaza, perdió su encanto y por tal motivo dejó de ser la cereza del pastel en el negocio del trasiego de drogas, armas y dinero. Y al enfriarse Baja California, la nueva manzana de la discordia se volvió Ciudad Juárez, con sus rezagos sociales de décadas de abandono y con su magia para atraer migrantes de todas partes para hacer realidad el (tóxico) sueño americano. Ahí en Juárez, donde por semanas o meses las personas en busca de la oportunidad de cruzar a Estados Unidos se quedan, y al quedarse sin dinero tienen que trabajar, lo que en estos tiempos de compleja crisis económica, de empleo y educación se vuelve un complicado caldo de cultivo.
Derivado de la complejidad de la situación social, muchos vuelven sus rostros hacia el organizado crimen, siempre ávido de carne de cañón… barata. Si le agrega la férrea y feroz disputa entre esa “ridícula minoría” por la plaza que ha desencadenado una inédita ola de violencia en la puerta trasera de los estadunidenses, la mezcla es algo más que un C-4 graduado.
Aunque para detallitos que alertan la seguridad nacional de nuestros vecinos habría que tomar en cuenta el divertido caso de que la corrupción de sus autoridades hace palidecer hasta al más aventado amigou mexicano. Porque Juárez, mi estimado, se ha convertido en la zona libre para que en ciertos días, de ciertos meses, con ciertos horarios transiten con libertad sugestivos cargamentos de droga hacia allá… armas hacia acá… y dinero both ways. Vía terrestre o aérea. Y para esa simpática operación se necesita... de dos. De complicidades y favores muy bien remunerados.
Y eso lo tienen detectado en ciertos despachos here and there. Sobre todo porque el cártel del Chapo del sexenio y sus revoltosos sicarios están decididos a disputar ese pequeño territorio de nadie donde la ausencia de la ley alcanza también a la ciudad de El Paso, desde donde, con la pena, operan, desarrollan y viven algunas atractivas personalidades, yes?
La cuestión del mercado más grande de la drogas en el mundo es un asunto de seguridad nacional para ese país que, con el regreso de los demócratas al poder con Obama en la Casa Blanca, ha emprendido una imperdonable política de discriminación, de redadas y de persecuciones contra connacionales nunca esperada dado el perfil de su presidente. Pero cuando el interés tiene pies y no se fajan los pantalones, amable lector, es de esperarse que la línea ruda doméstica gane terreno y victorias que lastiman la relación entre los que se suponen son socios estratégicos y comerciales. Lo que devela la inequidad y el nulo balance entre gobiernos cuando México observa los muros, la impunidad y el resentimiento de la maniaca Patrulla Fronteriza que en su mayoría esta conformada por bestias, perdón, finísimas personas con sangre latina.
En medio de la severa crisis que es la frontera de tres mil kilómetros, declara desde Washington el embajador Arturo Saruhkán que el coche bomba estaba claramente dirigido contra la Policía Federal. Y subraya (la neta de la preocupación y ocupación diplomática) que es importante no crear la percepción de que fue un acto indiscriminado contra civiles. No fue colocado en el mercado…
Por eso… por esoooo.
He ahí el meollo del llamativo quid de la aclaración vertida en el marco de un simposio en el Congreso norteamericano. En la arena legislativa donde se deciden los presupuestos, las medidas y acciones en contra de países que son focos rojos de terrorismo.
Y con lo sucedido en Juárez, my friend, se abrió un peligroso capítulo que por mucho es ya un parteaguas para futuras decisiones de… seguridad nacional.
Al tiempo.
Por la mirilla
¿Y Diego Fernández de Cevallos, apá...?
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