domingo, 18 de julio de 2010

Asesinan y asesinan a periodistas

¡¡Exijamos lo Imposible!!
¡Ni uno más!
por Balbina Flores

¡Ni uno más!, fue la consigna que los periodistas michoacanos manifestaron en una marcha silenciosa el pasado 8 de julio, a las que se unieron medio centenar de periodistas en Morelia, Michoacán, después de que fuera asesinado Hugo Alfredo Olivares Cartas, director de la agencia ADN y corresponsal de La Voz de Michoacán, en Apatzingán, el 6 de julio.

En menos de quince días tres periodistas han sido asesinados en nuestro país, a Hugo Alfredo, le siguió Marco Aurelio Martínez Tijerina, director del noticiero Informativo 800 de la estación radiofónica La Tremenda que se trasmite en el Municipio de Montemorelos, Nuevo León, ocurrido el 9 de julio. El 10 de julio, fue asesinado en la ciudad de Chihuahua el periodista Guillermo Alcaraz Trejo, ex camarógrafo y productor del canal Televisivo DHNET, dirigido por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Chihuahua.


Semanas atrás el 28 de junio fue asesinado Juan Francisco Rodríguez Ríos, junto con su esposa María Elvira Hernández, en Coyuca de Benítez. Guerrero. Juan Francisco, era corresponsal del periódico El Sol de Acapulco donde colaboraba desde hacia cinco años. La prensa mexicana vive en un luto permanente desde hace por lo menos dos años en el que han sido asesinados cerca de 23 periodistas. Las cifras son crueles pero no inventadas por los medios, son la realidad de un país que ve cada día números escalofriantes de muertos solo comparados con países en guerra como Irán o Libya.


Mientras la prensa se ve cada vez más sometida a la autocensura, donde las redacciones lloran sus muertos y aguardan el regreso de los que han desaparecido, cuando no son abandonadas en el más absoluto silencio por reporteros atemorizados que no han encontrado otra salida después de cinco, diez veinte años de cubrir información. ¡Ya basta!, y ¡Ni uno más!, es el grito de debería unirnos a todos periodistas y ciudadanos y extenderse por todo el país. Hasta cuando las autoridades dejarán los discursos, las promesas, las reuniones para tomar decisiones contundentes encaminadas a garantizar uno de los derechos fundamentales de la sociedad la libertad de expresión y la libertad de prensa. Hoy como nunca la democracia está amenazada, porque está en riesgo la palabra.

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