¡¡Exijamos lo Imposible!!Todos opinan, pocos escuchan
Polimnia Romana
29 de julio, 2010
Después de la impresionante demostración que la gente hizo el domingo pasado de su capacidad para resistir y su apoyo incondicional a Andrés Manuel López Obrador y al Movimiento que representa, salieron muchas voces por ahí a descalificar, no a la gente que mantiene la esperanza de un cambio real en el país, sino a quien mucho ha hecho para que esa esperanza siga viva en el corazón de millones de mexicanos. Las descalificaciones van desde caudillo, intolerante, desconfiado, poco o nada autocrítico y hasta millonario disfrazado de pobre, porque ya salieron otra vez con el cuento de que López Obrador tiene casas y residencias que jamás visita para que no lo vayan a cachar, o sea que, ¿para qué las quiere entonces?...
En fin, pero lo que le achacan con más coraje, según estas voces anónimas o firmantes, da igual, es que no sabe escuchar. Yo lo que pienso inmediatamente es que los que no han sabido escuchar son los que lo critican sin conocer siquiera sus propuestas o la razón por la cual no puede sumarse a acciones desesperadas, a alianzas infructuosas, a complicidades o traiciones a la gente. Si realmente leyeran completo el Proyecto Alternativo de Nación, que no es obra sólo de Andrés Manuel sino de un grupo de profesionistas honestos y especializados en cada área del desarrollo del país, se darían cuenta que en él se resume la solución a las demandas que cada grupo por separado tiene ante los gobiernos corruptos e ineptos que hemos padecido.
Pero no, en vez de leer se dedican a descalificar, a destruir, a desunir lo que con tanto esfuerzo hemos unido muchos mexicanos en torno Andrés Manuel. Si realmente leyeran las denuncias que ha hecho de manera oficial y las propuestas en materia económica, política y social, se darían cuenta que provienen de lo que Andrés Manuel ESCUCHA a lo largo y ancho del país durante sus recorridos. ¿De dónde creen que obtiene él la información de los abusos que denuncia y de los atracos a la nación? Contrario a lo que dicen los descalificadotes, Andrés Manuel sí escucha a la gente, le presta mucha atención y anota en una libretita los reclamos de los que se acercan a él sin dolo, con la esperanza de que sus demandas sean atendidas. A quien no puede ni debe escuchar es precisamente a los que se han apartado del compromiso con la gente, y que buscan beneficios individuales o de grupo sin pensar en los perjuicios a la nación. Es como si al iniciar un viaje en avión quisieran cambiar al piloto que conoce todos los caminos y las pistas de aterrizaje de la geografía nacional, por otro que apenas empieza.
El piloto no lleva a los pasajeros a dónde él quiere, los que suben a la nave conocen el destino al que van a ir, sólo que alguien tiene que conducir. Quienes ambicionan el poder por el poder mismo buscan a toda costa el protagonismo y son incapaces de reconocer virtudes y capacidad en los demás. Pero eso no ha sido lo peor. Lo terrible es que de inmediato olvidan para qué ocupan el cargo y anteponen intereses personales a los comunitarios, se olvidan del pueblo, de la soberanía, del desarrollo del país y ocupan su tiempo y los recursos, de todos, en enriquecerse y enriquecer a su grupo o familia. Es la verdad. Lo que un sector importante de la población percibe en Andrés Manuel es todo lo contrario, por eso siguen confiando en que él es el que debe conducir la nave para evitar que se estrelle. Les aseguro, sin temor a equivocarme, que Andrés Manuel sí escucha a la gente, por eso la gente sigue llenando el Zócalo, las plazas públicas y espacios donde se presenta. Hasta la fecha, no han podido comprobarle ningún acto de corrupción o traición a la patria, y en estos tiempos, es la mejor garantía de que no nos traicionará.
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