Tlaltelolco
2009-10-05
Armando González Rosado
Armando González Rosado
No podemos dejar de lamentar que hechos de gran vileza se hayan manifestado en la ciudad de México, centro de la cultura en 1968, donde fueron sacrificados estudiantes que lo único que deseaban era manifestar sus inquietudes.
Un estudiante que sobrevivió a la matanza, ofrece un buen testimonio de los hechos violentos: “Había cinco tanques antimotines, cerca de mil granaderos y cientos de agentes a lo largo de la ruta que íbamos a seguir.
“Al llegar a la calzada México-Tacuba se escuchó un disparo de lanzagranadas e inmediatamente, aparecieron de atrás de los granaderos y a lo largo de la manifestación, unos mil halcones...”
“Los halcones —dice el texto— estaban divididos en seis grupos que portaban garrotes de bambú de 2 metros, macanas y varillas forradas.
Aquello parecía una ratonera. El joven que redactó lo ocurrido añade: ”Nuestra columna fue cortada en varios pedazos. Desde los edificios, el pueblo comenzó a lanzarnos palos y otros objetos para poder defendernos. De una obra en construcción, apareció en nuestra ayuda un grupo de albañiles cargando maderos.
“De pronto volvieron a la carga los halcones. Pero esta vez respaldados por una descarga de gases lacrimógenos. Lograron avanzar pero no pudieron hacernos huir y retrocedieron.
“Ahora, de los edificios nos aventaban algodones empapados con vinagre para los gases. Una vez más regresaron los agresores pero armados con metralletas, fusiles automáticos M-1, M-2 e incluso M-16 (de los que usan los “marines” en Vietnam) y pistolas automáticas de diversos calibres.
“Comenzaron a caer compañeros. Muertos unos, otros heridos. Y entonces vino la dispersión. Unos a la Normal, otros al cine Cosmos, al Panteón Inglés, a cualquier edificio. Los heridos comenzaron a ser llevados al Rubén Leñero, donde eran auxiliados por los mismos enfermos y protegidos por grupos de estudiantes”.
La narración siempre apunta los mismos personajes. “Autos particulares manejados por halcones levantaban cadáveres y heridos. Estudiantes destruyeron una panel de la policía. Otros tomaron un camión con el que trataban de embestir a los halcones pero fueron ametrallados. Los halcones asaltaron a balazos al Rubén Leñero y se llevaron a muchos lesionados.
“En las calles había pancartas, mantas, sangre. Frente a la Normal, junto a un charco de sangre, había unas veladoras en forma de cruz. Dijeron que allí murió una jovencita”.
“Ese mismo día Alfonso Martínez Domínguez, regente de la ciudad de México, dijo: ‘El país no quiere revueltas ni motines. Una cosa es la Revolución, con mayúscula, creadora, dinámica, reformadora y otra cosa es la violencia callejera, sin sentido, sin orientación, sin apego a nuestras leyes’. ‘¿Pero actuaron los halcones contra los estudiantes?’, se les cuestionó. ‘El Departamento del Distrito Federal no tiene ningún cuerpo de ese tipo’. ¡No existen los halcones! Esta es una leyenda”.
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