¿QUÉ MEJOR DISTRACCIÓN que “Juanito”? Con él como protagonista de la torva telenovela política nacional, ¿quién se acuerda de la rendición de (malas) cuentas que, obligadamente, Felipe Calderón debe presentar ante las cámaras del Congreso de la Unión y no ante las cámaras de televisión?
Las mejores plumas del país, los espacios radiofónicos y televisivos con mayores audiencias destinan buena parte de sus espacios a “Juanito”. No se abordan con seriedad, eso sí, los temas que verdaderamente inciden en la vida de los mexicanos.Todo se concentra en “Juanito”, quien así es espectacular. Pero no por su dimensión política ni, mucho menos, por los aportes que hasta ahora haya realizado, sino por el lamentable “show” que inconsciente o tal vez interesadamente nos brinda.
Telenovela, sí, donde Iztapalapa es hoy Sucupira y “Juanito” es El Bien Amado. Guión de alguna oficina de “comunicación social”, prácticamente plagiado a Dias Gomes, quien hiciera el screenplay de la telenovela brasileña que hizo furor en México a principios de la década de los 90’s.
Odorico Paraguazú, caricatura del político brasileño que es idéntico a cualquier “grillo” mexicano o al demagogo tercermundista que usted elija, reencarna en “Juanito”, mientras que ciertos medios insisten en mostrar a Andrés Manuel López Obrador cual si fuese el malvado Zeca Diablo.
Paraguazú, en el guión de Gomes, quería estrenar su cementerio. “Juanito”, en la escaleta de Los Pinos, quiere inaugurarse como político de talla mundial.
Mera anécdota. Circo en el que el payaso quiere hacerle al domador de leones.
Maniobra de distracción con la que, además, queda sepultada la sucia jugarreta que el venal –tengo pruebas—Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, encabezado por una amiga de la señora Margarita Zavala Gómez del Campo, realizó en contra de Clara Brugada, a petición expresa de Los Pinos, para así cumplir a “Los Chuchos” del PRD una de las cuotas demandadas para subordinarse –no aliarse— a Felipe Calderón.
LO SANO SERÍA no ocuparse de “Juanito”, pues políticamente carece de la menor importancia.
Pero hay que abordar el tema que, dado el fenómeno sociológico y aún psicológico, incita múltiples comentarios.
Cual el bien documentado que a mi buzón electrónico ha hecho llegar el doctor José Antonio Lara Peinado, psicoanalista social, quien tras hacer una salvedad (“hablar de la personalidad de alguien no es sencillo, hay que respetar la integridad de la persona para que el análisis no se rebaje a calidad de insulto”) apunta:
“El señor Rafael Acosta –que así se llama en realidad ‘Juanito’— representa en el colectivo social el hombre de barrio, aquel que nada tiene pero a quien el destino le da un golpe de suerte. Sin embargo sobre el neurótico siempre pesa la consigna de que: ‘cuando triunfa fracasa’.
“El señor Rafael Acosta está dejando ver una personalidad escindida, se refiere a sí mismo en tercera persona, lo cual deja ver que lo que le ha pasado ha provocado que pulsiones inconscientes salgan a flote. Entre ellas encontramos el narcisismo, ideas delirantes, y actitudes de grandeza, que encuentran su más alta manifestación ante cámaras y micrófonos.
“El señor Rafael Acosta representa la versión moderna de Pepe El Toro, del macho que no se sabe rajar, del noble de corazón que se cree todo lo que le dicen. Carente de afectos por la vida que ha llevado, el señor Rafael Acosta encuentra en las circunstancias actuales un cobijo que no tuvo de pequeño. Desprovisto de lugar en su estructura familiar, Rafael Acosta encuentra ahora familias sustitutas que falsamente le cobijan y le arropan. La televisión, los medios y gente de la política han contribuido de manera perversa al desequilibrio de personalidad de Rafael Acosta. Una vez más los medios enseñan que, para ellos, los seres humanos son únicamente objetos utilizables y de inmediato desechables.
“El señor Rafael Acosta representa, guste o no, a buena parte del pueblo. También es la representación de los políticos actuales, de los comunicadores televisivos. Muchos se burlan de él porque en el fondo son idénticos a él. El gobernador Peña Nieto, por ejemplo, es la representación disfrazada de ‘Juanito’. En el fondo, el señor Peña Nieto se convierte en noticia para las revistas de chismes y, cual corolario, se casa con una starlet de televisión para colocarse imaginariamente como un triunfador.
“El señor Rafael Acosta representa para los acomodados la imagen que éstos han tratado de ocultar con trajes de finísima calidad y camionetas último modelo. El diminutivo de ‘Juanito’ lleva en sí mismo el desprecio que se le tiene. Sin embargo, políticos y comunicadores cada que manipulan y se burlan del señor Rafael Acosta dejan ver en ellos mismos al Juanito que llevan dentro.
“El señor Rafael Acosta en el fondo es parte de aquello que todos los mexicanos tenemos en el Inconsciente, aquello que con máscaras ocultamos para que no lo vean, el problema es que en lugar de enfrentar eso preferimos negarlo, y entonces asumimos poses de conductor de noticiero, de gente de mundo, de intelectual, sin darnos cuenta que cuanto más negamos más enquistamos dentro de nosotros aquello que no queremos ser.”
LA TELENOVELA DE “Juanito” ni siquiera es novedosa. En el lapso de esta fallida Administración sería la segunda en rating, que se nos receta.
La primera, interpretada por la diputada –lo será hasta mañana lunes— Ruth Zavaleta fue una suerte de reprise de la peruana Simplemente María en la que la legisladora ¿guerrerense?, ¿nicaragüense?, protagonizó a la mujer que mejor encarna la posibilidad de vencer los retos de la capilaridad social. Así, si aquella en la que figuró Saby Kamalich el personaje ascendía desde la máquina de coser en medio de un cuartucho hasta el firmamento de las grandes casas mundiales de la moda, en la mala copia de la producida por Los Pinos –invaluable la ayuda de Televisa y sus satélites radiofónicos y periodísticos—, la “reina por un día” pasaba al firmamento “político” desde un lugar en la tribuna cameral “apartado” para el líder senatorial Manlio Fabio Beltrones hasta la presidencia de la Cámara Baja, para desde ahí seguir haciendo los mandados a priístas y calderonistas en su labor de permanente denostación a la figura de Andrés Manuel López Obrador.
¿Dónde está ahora quien fue calificada como “revelación” e, incluso, cual la mejor política que este país —¿o Nicaragua?— haya dado al mundo? Ya no sirve. Ha sido desechada.Tal es el destino de “Juanito”.
Si ya conocemos el desenlace, dejemos entonces de distraernos con la telenovela en boga. Mejor abordemos temas serios, sensatos, cual el de la rendición de (malas) cuentas de Felipe Calderón, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: Mientras en Los Pinos tropiezan con la organización de la soireé que, al estilo besamanos, fallidamente intentan organizar para que Felipe Calderón evada la obligación constitucional de entregar la documentación que acredite el (lamentable) estado que guarda la administración pública federal, la nueva mayoría priísta en la Cámara Baja trabaja en el diagnóstico de la situación del país que, legislativamente, tendrán que enfrentar a partir del martes. Francisco Rojas ha enviado a todos sus coordinados un documento –pidiendo que lo comenten e incluso que aporten ideas— en el que se hace el análisis de la situación y, a partir de ella, se proponen acciones a corto y mediano plazo. El diagnóstico es de pronóstico reservado: Palabras más o menos que hay falta de confianza de la sociedad en las capacidades de los gobernantes federales para afrontar los retos de las crisis social, política y económica que vivimos por la recesión mundial y el agotamiento del modelo de desarrollo. Todo se ha caído: la producción industrial; pérdida creciente de soberanía y seguridad alimentaria; disminución del financiamiento a las actividades productivas; pérdida de dinamismo de las exportaciones; deterioro de las finanzas públicas; aumento vertiginoso del desempleo; aumento de la desigualdad social; disminución del ingreso real de las familias; atraso y desarticulación del sistema de salud; reveses en el sistema educativo; amenazas del cambio climático y menoscabo del medio ambiente; derrumbe del sector petrolero; y por supuesto, la gravedad y virulencia de las amenazas a la seguridad pública. También apunta que, en base a lo que el Banco Mundial ha dado a conocer, hay estancamiento o hasta disminución en los índices de Estado de Derecho, rendición de cuentas, efectividad gubernamental, estabilidad política y calidad regulatoria. Asimismo, ha aumentado la corrupción y disminuido la productividad y la competitividad. Todo lo anterior ha inhibido las inversiones, reducido el crecimiento económico, la creación de empleos y la pérdida de ingresos familiares. Calculan al seno de la bancada tricolor que a finales de 2009 habrá más de 3 millones de mexicanos buscando un empleo. Y vaticinan que, además de que llegaremos tarde a la recuperación mundial, aún puede haber otra crisis financiera local por las carteras vencidas de hipotecas y tarjetas de crédito, las deudas de grandes empresas, la posible baja de calificación de la deuda soberana por agencias internacionales y, por ende, un ataque sobre la paridad cambiaria. Todo un contra-Informe.
¡¡Exijamos lo Imposible!!
