¡¡Exijamos lo Imposible!!
Lo sabio es mantenerse lejos de los que son gafe
Por María Teresa Jardí
Mis condolencias desde aquí a Mandela, al lado de las condolencias para las 19 madres de los últimos fusilados en Chihuahua. Mis condolencias también para los padres de los veinte ejecutados con el tiro de gracia en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Y, para el resto, claro está. Para cada una de las familias que la limpia, decidida por un usurpador fascista, padece. Mis condolencias para los padres con niños impunemente achicharrados y para todos los familiares de los impunemente asesinados, con la venía, del mismo usurpador, agringado, dada a la Border Patrol, a través del Plan México, disfrazado, queriendo que los mexicanos “crean”, tan crédulos que hemos llegado a ser los mexicanos deseducados por la baja educación escolarizada y por la televisión convertida en el poder fáctico que manda, que de otra cosa trata, como Iniciativa Mérida. Para todos, pues. Para los muchos miles que tienen familiares ejecutados y para los muchos más que ejecutados tendrán en lo que resta de usurpación panista. Para todos los afectados por la violencia con la que el tejido social de los mexicanos se rasga para impedir que nunca más México levante la cabeza. Rasgadura que ya empiezan los a modo, a decir que no existe. Que no nos enteremos, es lo que buscan, de que el deseo de venganza se convierta con la impunidad del crimen para varias generaciones futuras, en el motor que la vida mueve. No quieren que pensemos en el deseo de venganza que cada crimen impune trae consigo.
La violencia se fue a olvidar a Sudáfrica el agringado usurpador mexicano. El que con su llegada usurpando, a México trajo la violencia como forma de vida cotidiana. “Merecidas” vacaciones por el erario pagadas para ir a retratarse con el equipo mexicano de futbol. Porque del resto de ofertas, ni una cumplida. En lugar de Águila Azteca: bisnieta muerta. Así sucede cuando no se huye de los gafe. Ni modo: sudafricanos, no les queda más que aguantarse. Invitaron al gafe usurpador mexicano y la mala suerte llevó con él para los muchos negros pobres y apaleados por la minoría rica y blanca.
Así son los gafes. Qué se le va a hacer. Lo malo es que lugar que tocan, tocado queda. Tocado queda el sitio que pisan aunque se vayan, a otro lugar llevando con ellos, también a ese lugar, su mala estrella. Por eso el día de la ida el que más muerte violentas en su historia México tuviera: 85 asesinados en una limpia ordenada por seres sin conciencia. Por eso cuando se sabe de alguien gafe se atraviesa la calle para no toparse ni siquiera de cara con él. No debieron invitarlo e incluso prohibirle “vacacionar” en ese lugar, del que sólo va sirviendo el mundial para que en México los cronistas deportivos relaten los robos que a manos de sudafricanos, negros, es de suponer, y pobres, queda claro, van sufriendo hasta las madres de los “sufridos” golpeadores del balón como forma elegida de vida en el intento de los humanos por no trabajar en serio ni menos aún tomar en serio la vida. Envidiable capacidad, aunque luego se muera solo y abandonado como Capilla.
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