domingo, 20 de junio de 2010

No se vale exonerar a los responsables del delito

¡¡Exijamos lo Imposible!!
“Injusticia”
Ricardo Andrade Jardí


El secretario espurio de Gobernación dice que “es injusto acusar a los altos” asesinos, perdón, “funcionarios”, de la ejecución de 49 niños en una guardería subrogada porque, según los jueces: son legales. Son legales porque existen más de 45 mil en las mismas condiciones que la de Hermosillo Sonora. Es decir, que no cumplen con los más mínimos requisitos de seguridad. Pero “como son tantas no hay que dudar de su legalidad”. Lo que demuestra que ser juez en México tampoco es garantía de inteligencia. Pero al secretario espurio se le olvida, cuando afirma que es injusto acusar a los altos funcionarios cómplices por el homicidio de los 49 niños en el asunto ABC, que lo único realmente injusto en todo este asunto es que 49 niños murieran en una guardería que debería cumplir con los más estrictos controles de seguridad, porque justamente está bajo responsabilidad del Estado mexicano, incapaz, sabemos hoy, de garantizar la vida y la seguridad de los mexicanos, es decir, que cuando el secretario espurio dice que “es injusto acusar a los altos funcionarios”, en realidad lo que reconoce es el fallo del Estado que ya no es capaz de garantizar la vida y la seguridad ni siquiera de los niños.

Es evidente que el concepto de justicia que Gómez Mont tiene dista mucho de ser un concepto universal de Justicia. Lo que resulta, para él injusto, es que se acuse a Molinar Horcasitas, entre otros, por su probada responsabilidad en lo que llevó a desatar una tragedia, en el caso de la guardería ABC, con la que se asesinó, al convertir las guarderías en negocio, a 49 niños y dejó lisiados de por vida a muchos otros. Pero al “secretario”, trastocados los valores, no le parece injusta la muerte de esos niños o cuando menos debe suponer el troglodita funcionario que los responsables son en realidad los padres trabajadores obligado a dejar en manos del Estado a sus hijos, mientras cumplían, para no morir de hambre, con la cantaleta de la “competitividad y el progreso”, que en Sonora se traduce en corrupción y muerte y en México, gracias a la pandilla de la Suprema Corte, “progreso y competitividad”, no son otra cosa que IMPUNIDAD para los asesinos institucionalizados al servicio de un desgobierno producto de un fraude electoral maquilado desde las oficinas del verdadero poder político, es decir, desde la telecracia convertida en la dueña del México fecalista.

La “injusticia” para Gómez Mont es pues la de culpar a los responsables, que los son de todas formas por más intentos que haga la corte por zafarlos, de una tragedia evitable con un costo escandaloso de vidas de niños calcinados. Pero los rebuznos de Gómez Mont no tienen nada que ver con la verdad histórica y menos aún con la justicia universal. Cómo olvidar en plano bicentenario que los gachupines colonizadores injuriaban al cura Hidalgo cuando éste abría las puertas de las cárceles coloniales de la Inquisición. Lo injuriaban, porque al igual que Gómez Mont, fueron incapaces de comprender, como decía el cura independentista, cuando abría las puertas de esos centros de detención: “nuestra justicia”, la de una nueva nación: “no puede ser la justicia de los colonialistas españoles”; así pues la justicia de los trabajadores mexicanos, nada tiene que ver con la “justicia” de los traidores tecnócratas que hoy nos desgobiernan... Llegará el tiempo, cada día más cercano, de que la justicia sea una realidad para todos, incluso por encima de las leyes y las jurisprudencias burguesas y ahí no habrá tribunal corrupto que pueda salvar a los asesinos funcionarios del fecalismo usurpador.

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