¡¡Exijamos lo Imposible!!
¿Dónde habrá quedado enterrada la lógica?
María Teresa Jardí
Diego Fernández de Cevallos no se encuentra en situación de extraviado y, por lo visto, los que usurpan el poder saben que tampoco está secuestrado. Lo que habrá que tener presente para cuando se investigue lo que probablemente sea un crimen de Estado. Fernández de Cevallos fue “levantado”. Situación en la que otros: cientos de miles, quizá, se encuentran. Como si encubrir se pudiera la desaparición forzada de personas, con el nombre inventado por el fascismo usurpador que en la escalada de violencia inconcebible y sin sentido a México ha adentrado, porque el sujeto que, al fascismo usurpador encabeza, creyó que como llegaba usurpando fingiendo que se combatía aquello con lo que llegaba aliado o quizá incluso porque convenido estaba el perseguir a unos para limpiarle la plaza al favorito, se iba a “legitimar”, como había sucedido antaño con Carlos Salinas.
Diego Fernández está desaparecido, quizá muerto, lo que probablemente sabe desde el primer día la familia y la clase política. Quizá, incluso, de otro crimen de Estado se trata; repito: su “desaparición forzada”, lo que no lo convierte, tampoco, que nadie se engañe, en un desaparecido político. Para encubrir a los autores, dejando, a manera de premio de consolación, o quizá porque es lo único que a la familia le importa, que corra el tiempo necesario, declarada la ausencia, para el manejo de sus bienes, es la única manera de entender la declaración de que Fernández de Cevallos está extraviado.
Se extravía quien no estando bien de sus facultades mentales, sale de la casa y se desorienta. Se extravía el que atacado por el Alzheimer se escapa cuando la familia se descuida.
¿Dónde habrá quedado enterrada la lógica? No cabe más que preguntarse todos los días al leer y al escuchar las noticias. Enterrada con la ética es, quizá, la respuesta.
Es entendible el actuar del impresentable presidente del PAN filtrando las conversaciones grabadas por el partido que usurpa el poder a nivel federal. Una cosa es consecuencia de la otra. Es entendible, desde la lógica perversa con la que la derecha panista se maneja. La derecha no conoce más lenguaje que el del odio y a quien promueve el odio, como forma de hacer política, en mierda se le convierte todo lo que toca. Alguien ha dicho que Nava trata de ensuciar la elección como el acto desesperado del partido que se sabe perdedor. Puede ser. Cualquier cosa es creíble cuando la mediocre grisura dicta las reglas.
Pero lo verdaderamente increíble. Tan increíble como lo del contrabando de cabezas humanos transportado en un camión en el país vecino. Tan increíble, como lo más increíble en que pensar se pueda, son las conversaciones telefónicas sostenidas por Fidel Herrera reconociendo, incluso la comisión de delitos y mostrándose como uno de los sujetos más inmorales del planeta.
Desde el 68, los abogados defensores de presos políticos decidieron que por teléfono podíamos decirlo todo, en el entendido de que los delincuentes eran ellos y no nosotros. Y por aquello de que escucharán nuestras conversaciones Carmen Merino y una servidora, horas hablábamos por ese medio, en catalán, por supuesto, diciendo cualquier número increíble de chorradas y como chinas en un circo nos divertíamos pensando en que si nos grababan tendrían que contratar a un traductor y perder horas para enterarse de qué color llevaban los calzones nuestros hijos o cuáles eran los zapatos preferidos de nuestro maridos. Lo mismo repasábamos la historia de la guerra civil española, que las naranjas, que prefería a las manzanas, tal o cual preso. Y no crean que hablábamos en clave. Para nada. Aunque como enanas nos divertíamos suponiendo que igual, quienes nos escuchaban, si es que lo hacían, así lo supondrían. Pero si hubiéramos querido decir algo, que no nos interesara que fuera por los represores escuchado, nos lo habríamos dicho en persona y no por ese medio y además caminando por un parque, lejos de cualquier posibilidad de escucha. Increíble es la estupidez de Fidel Herrera y más aún teniendo él, seguramente, también escuchas. La desvergüenza y el cinismo también como regla. Cada valor y principio enterrado, como en el caso de los vacíos de poder, por un antivalor es ocupado.
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