“Juanito” y el síntoma de la maniobra política
2009-09-16
El ensayo político de un movimiento popular
Por Jesús Peraza Menéndez
(II)
La flexibilidad a modo, de la ley, tan maniobrable por sus vacíos, que los grupos fácticos llenan en los hechos con campañas mediáticas, sin regulación o con una tibia regulación jurídica más bien, postra al Estado para servir a la élite del poder.
Se valen de las más variable interpretaciones, las que al final hacen impunes a los miembros de los poderes, de hecho a los privilegiados, mientras someten a procesos jurídicos interminables (mantiene presos por años a los opositores y luego los libera por faltas de pruebas, como a los hermanos Cerezo o a la compañera Jacinta, india ñañu, dos casos actuales, esta última está en espera de su libertad, pues la PGR desistió de sus infundadas acusaciones), o fallan equivocadamente, para luego disculparse o impone con un acento clasista o en términos modernos elitistas (dictan cadena perpetua contra los más resistentes opositores, como Ignacio del Valle y compañeros de San Salvador Atenco).
A Clara Burgara, el tribunal electoral le quitó la candidatura pero dejaron su nombre para ser votada sin que sea posible su reconocimiento, es un acertijo-indescifrable-de-la-ley-injusta, que beneficia a las elites. La ley está para proteger a los poseedores de los desposeídos. Cuando la ley alcanza para juzgar los crímenes de los poseedores, las cámaras de diputados y senadores, incondicionalmente comprables, cambian el sentido de la ley para dejar a salvo a las élites y condenar a los desposeídos. Perdonan el saqueo de los bancos y transfieren sus deudas para que las paguen los trabajadores. Cada presidente de la república es investido de una carta de impunidad y cobra al erario hasta que se muere, ni entrega cuentas y se beneficia con sus fechorías: así de fácil.
La élite del poder con los Chuchos. Creyeron que con el dictamen del tribunal había terminado este juego de mesa con la masa de maniobra, no habían constatado una mayoría más consciente y avanzada en Iztapalapa a favor de AMLO y Clara Burgara, mayoría a la que traicionó René Arce con Chucho Ortega, cuando se impusieron en la dirección del PRD, contra lo que votaron su clientes cautivos de Iztapalapa. AMLO, con el movimiento social --y sólo así--, hace un nuevo ejercicio, delicado pero inteligente, que permite exhibir la maniobra, con el triunfo de Juanito; en la resistencia está la mayoría. Sin duda alguna, el tribunal mostró su parcialidad corrupta, los Chuchos su incondicional entrega a los empresarios y medios (en Iztapalapa se ejercen unos 3 mil millones de pesos por año ¿habrá negocios jugosos?), ¿cómo es que estos juegan con la gente y su desprecio por el pueblo? El castigo mediático es: no gobernarán porque Juanito los traicionará. Pero en contra-sentido, no han perdido porque están en resistencia y son la mayoría. Esta es la correlación de fuerzas ahora, todo lo demás son maniobras destinadas a quebrar el espíritu de lucha de los iztalapeños.
Esta experiencia en Iztapalapa, para el movimiento de resistencia electoral de AMLO, plantea varias líneas. Una es la distancia entre los dirigentes, los que seguramente saben a dónde va el movimiento con su dirección política y sus métodos, lo que no logran acortar es la distancia entre los “generales” con los “soldados y soldaderas” (como se llamaron a las combatientes mujeres en la Revolución Mexicana. La Convención Nacional Democrática (CND) las “Adelitas”). De tal forma, que los puestos de elección popular recaen en los mismos personajes que saltan de una cámara a otra, de una delegación a una diputación, del partido a la jefatura de gobierno o las gubernaturas; en esa lógica de las estirpes de la clase política, buen número ha probado su incapacidad para representar al movimiento popular que los llevó a esas posiciones. Más bien se vuelven incondicionales de la élite del poder, como Carlos Navarrete, premiado con la presidencia del Senado por sus labores de zapa contra el movimiento social, este otro “Juanito”, al que le encanta la buena vida que le provee la grilla, le gusta el poder de dominación, es un legítimo trepador. Mientras no se fortalezcan los organismos de base con gestión popular, las asambleas a “dedo alzado” han de convertirse en cientos o miles de consejos de gestión popular en la que participen bases y dirigentes para procesar las transformaciones en las realidades de cada barrio, colonia popular, pueblo tradicional, escuela, mercado, maquiladora, con los comerciantes pequeños y ambulantes como Rafael Acosta y los trabajadores asalariados y los empleados. (Continuará)
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