Otro chico superpoderoso
2009-09-28
Francisco Rodríguez
Francisco Rodríguez
Índice Político
“La leyes son semejantes a telas de araña: detienen a lo débil y ligero, y son deshechas por lo fuerte y poderoso”. Solón de Atenas
Genaro García Luna goza de fuero sin ser legislador: nada lo perturba, ninguna acusación o denuncia de su posible alianza con grupos determinados de la delincuencia organizada prospera o le hace mella.
Funge cual jefe de gabinete, sin que aún se haya presentado siquiera la iniciativa beltronista que crearía tal figura: dispone que ya no quiere trabajar con el Procurador General de la República, con el que se ha enemistado y se lo cambian por uno más a modo. Por fortuna, hasta ahora se ha salvado el titular de la Defensa Nacional.
Ejerce enormes presupuestos, mayores aún que los de la PGR o el Poder Judicial y, prácticamente, no rinde cuentas de los dineros públicos que bien pudieran haber servido para la construcción del palacete que se ha mandado erigir al sur de la capital nacional, cual muestra inocultable de sus excesos.
García Luna es otro de los chicos superpoderosos del señor Felipe Calderón… Es, también, la viva encarnación del podrido sistema de dizque seguridad pública.
¿Qué se le antoja ahora al chico superpodoroso? Desaparecer a las policías municipales, convertirlas en estatales, cual paso previo a la policía nacional que ambiciona controlar.
Apunta don Antonio Limón López que “a pesar de las apariencias, lo que domina, corrompe y obscurece a nuestro pobre y lastimero sistema de justicia y seguridad pública no son los males del federalismo: disparidad presupuestal y política, ni siquiera la delincuencia organizada sino algo unido al mayor mal nacional: el más fiero de todos los centralismos, el que ejerce de manera total y absoluta la Secretaría de Seguridad del Gobierno Federal, que es absoluta, que todo lo dictamina y decide, tanto la distribución de los recursos fiscales a los estados, como la forma como se arman nuestros policías y a quien se le compran esas armas y el resto del equipamiento, los laboratorios y hasta cierne en su criba toda la información criminal, desde las huellas digitales, los antecedentes penales, las comparaciones de ADN. En su poder absoluto decide todas las estrategias de todas las policías y se eleva como el gestor y non plus ultra de la gran estrategia de seguridad nacional… con excepción de la del Ejército”… todavía.
El supersecretario “no sólo nos desconcierta a nosotros, ciudadanos de a pie, sino hasta el mismo Procurador General de Justicia creyó ingenuamente que la procuraduría tenía una misión central en la estrategia para conservar la legalidad e integridad de México, pero para la Secretaría de Seguridad lo central no es la lucha contra el crimen sino el control de la sociedad, por ello o se comportaba Medina Mora como un achichincle de la supersecretaría o se largaba… finalmente se fue a Londres y ahora estamos a punto de que el nuevo procurador sea una figura decorativa, a fin de que no traspase el poder de la supersecretaría. Hasta el propio Presidente de la República es rehén de este poder fáctico, peor que el del duopolio televisivo, y sólo Dios y Felipe Calderón saben qué miedos le habrán metido.
“El poder del secretario de Seguridad, Genaro García Luna, sólo puede compararse con el que tuvieron en otros tiempos los entonces secretarios de gobernación Luis Echeverría y Gutiérrez Barrios, pero ahora con un presidente abatido y débil, con más dinero, mayor impunidad, mayor potencial de peligro y sin que nadie lo note: en esa supersecretaría se sirven con la cuchara grande, compran tecnología basura sin ser auditados, contratan a escoria, gastan el dinero en pacas y costales en lo que se les antoja, nadie sabe a ciencia cierta qué hacen, pero contra los delincuentes organizados son como dulces corderos, excepto para lograr la ‘heroica’ captura del pobre loco que ‘secuestró’ al avión del vuelo Cancún-México. Por cierto, ahí sí se hizo presente el supersecretario porque sabía que ningún narco-capo se incomodaría al verlo dirigir ese operativo publicitario. Pero eso sí, en las aprehensiones de los matones de segunda de los carteles, llevadas a cabo por el Ejército o por humildes policías estatales o municipales, no se ve ni en fotografía ‘no sea que alguno se la tome personal y se enoje’ porque, en realidad, su trabajo es apantallar a Calderón (que anda en Júpiter o Saturno), gastar todo lo que se pueda a manos llenas sin rendir cuentas a nadie, mientras nuestras policías y agentes ministeriales se concretan a verlo, como si fuera el supremo Dios del Olimpo. Al menos los dioses griegos luchaban por los mortales —podemos reflexionar—, pero el supersecretario ni es un dios griego ni lucha por nadie que no sea él mismo.”
Así retrata en la sociedad, el “chico superpoderoso” García Luna.
Índice Flamígero: El vacío de poder, las ansias por que este malhadado sexenio ya acabe, provocan un seguimiento puntual de personajes que, como Carlos Salinas de Gortari, son clave para la sucesión presidencial. Su visita del fin de semana al puerto de Veracruz, provocó que los reflectores iluminaran la figura del mandatario estatal Fidel Herrera Beltrán. Las palabras elogiosas de Salinas a su anfitrión, en cuanto al exitoso manejo económico de la entidad, pero sobre todo una frase –“si a Veracruz le va bien, a México le irá mejor”— seguramente provocarán que los lectores de cábalas y augurios centren su atención en el estado oriental.
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