Detrás de la Noticia
Ricardo Rocha
29 de septiembre de 2009
PRI: a ver si es cierto
Manlio Fabio Beltrones se puso muy salsa y ya dijo que le van a dar la vuelta a la propuesta presidencial para modificar por completo el paquete fiscal.
Aprovechando el viaje y para que se sepa quién manda añadió que “tenemos nuestro propio plan que estamos construyendo en el Senado de la República junto con la bancada del PRI en la Cámara de Diputados”. Donde suponemos que algo tendrá que decir Francisco Rojas.
El caso es que Beltrones reafirma lo que voces muy diversas han venido señalando en los días y semanas recientes: el paquete económico de 2010 está al revés y por eso hay que voltearlo; es un absurdo tapar el boquete fiscal de 370 mil millones con la iniciativa silvestre de aumentar impuestos y contraer el gasto; menos aún en plena recesión con el consiguiente aumento del desempleo; el argumento de que el 2% se les dará a los pobres es una falacia y una aberración; primero porque nadie lo garantiza y luego porque mantiene la necedad de las ya viejas tesis neoliberales que llevan 20 años produciendo cada vez más pobres en este país; lo que efectivamente se necesita es hacer crecer la economía para generar empleos y abatir la pobreza.
De hecho, aun “volteando” la propuesta calderonista-carstensiana el PRI se quedará corto. Me parece que no tendrán el arrojo para acometer el cambio radical que el país requiere para reemplazar el actual modelo económico y cambiar el destino.
Por desgracia, dejaremos ir otra oportunidad histórica: y es que la única ventaja que ofrece la gravedad de esta crisis de peor imposible es la de realizar los cambios absolutamente indispensables si es que deseamos un México viable para los años que vendrán.
Se trata de mucho más que una simple reformita fiscal. Tendríamos que emprender una profunda reforma del Estado que replantee el pacto federal y de la que derive una gran reforma hacendaria que privilegie la generación de riqueza a partir de la pobreza, la igualdad de oportunidades, un desarrollo regional armónico, la reactivación del mercado interno y un crecimiento sostenido que garantice la generación de empleos. Y de ambas reformas, el surgimiento de una gran revolución educativa que nos haga competitivos en esta era del conocimiento.
No. No se trata de darles dinero a los pobres. La verdadera modernidad es dejar de ver a la pobreza con mirada de lástima y arrojándole unas monedas. Hay que abatirla porque nos ata al pasado y porque nos cancela el futuro. Es verdad, a nadie nos conviene que haya tantos pobres, porque luego quién compra.
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